Cerebro y sistema nervioso

Cómo reacciona el sistema de salud ante una tragedia

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Por Lic. Veronica Wolman, psicóloga
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Muchas veces las tragedias y los episodios inesperados sirven para poner en prueba el sistema de salud y salud mental de una ciudad. Un huracán, un tiroteo, un atentado representan no sólo un desafío para las personas sino también para todo el sistema de salud de una comunidad.





Tal es el caso de la ciudad de Nueva York que después de haber enfrentado una tormenta como el huracán Sandy, quedó colapsado tanto en lo que a demanda a hospitales se refiere como en los servicios ambulatorios de atención al paciente.  

Los huracanes como Sandy o Katrina fueron ejemplos de los daños que pueden ocasionar los desastres naturales. Hogares destruidos, comunidades enteras que fueron dañadas y muchos de sobrevivientes fueron desalojados. 

Cuando ocurren situaciones de tragedia o emergencia como éstas, se presentan también situaciones límites. Solo durante el mes de noviembre hubo en Nueva York nada menos que 9548 llamados de "personas emocionalmente perturbadas" y de esos, 9500, unos 1800 fueron trasladados de un hospital para ser atendidos. 

Sin embargo, la mayoría de las personas que son trasladadas al hospital, muchas son enviadas a sus casas en pocas horas, dejando incluso asombrados a los profesionales de la salud mental que han llamado a la policía en busca de ayuda. Uno de los principales problemas que surgen en el tema salud mental e instituciones es que siempre el tema de la internación termina siendo un problema de criterio, un criterio que no es muy claro, al que se le suma un problema de falta de lugar y aumento de las necesidades. 

Y cuando surge un problema de fuerza mayor, el tema es que a las personas que se "desacomodan" psicológicamente ante la crisis , se les suman las que buscan refugio, casa y contención frente a la perdida de su lugar y la insatisfacción de sus necesidades básicas. 

Existen dos tipos de traumas: el físico y el mental, explican los expertos del Instituto Nacional de Salud Mental. El trauma físico consiste en la respuesta del cuerpo a las amenazas y heridas graves. 

El trauma mental consiste en pensamientos aterradores y sentimientos dolorosos. Ellos son la respuesta de la mente a heridas graves. 


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El trauma mental puede provocar sentimientos fuertes y producir comportamientos extremos, como impotencia o miedo intenso, retraimiento o distanciamiento, falta de concentración, irritabilidad, alteración del sueño, agresión, hipervigilancia (intensa búsqueda de más eventos angustiantes), o escenas retrospectivas (sensación de que el evento vuelve a ocurrir). Se cree que exposiciones más directas a eventos traumáticos provocan mayor daño. 

Por ejemplo, en un tiroteo escolar como el recientemente ocurrido en Newtown, un estudiante herido probablemente resultará más afectado emocionalmente que un estudiante que estuvo en otra parte del edificio. Pero, la exposición indirecta a la violencia también puede ser traumática. 

Esto incluye ser testigo de la violencia, tal como ver o escuchar sobre la muerte y destrucción después de que se bombardea un edificio o se estrella un avión. 

La tormenta o el evento traumático terminan mostrando la fragilidad del sistema de salud. “Hay que estar más enfermo para obtener la internación", explica el Dr. Andrew Kolodny, jefe de psiquiatría del Hospital Maimonides, quien aclaro que aumentaron las visitas a la sala de emergencia de psiquiatría en un 56% entre el 26 de octubre y el 7 de diciembre, comparando con las cifras del año anterior. 

"La demanda aumenta porque hay menos hospitales disponibles en el área y también porque la tormenta y la pérdida de la vivienda son factores estresantes y desencadenantes de enfermedad mental", explica Kelodny en un articulo aparecido en el New York Times recientemente. 

Y mientras los hospitales siguen colapsados y resulta muy difícil mantener a un enfermo mental hospitalizado el tiempo que sea necesario, las eventualidades y tragedias continúan ocurriendo. Queda el desafío de pensar nuevas estrategias para reaccionar ante crisis de semejante magnitud.