Salud a z

Científicos hispanos develan misterios del cáncer

UTHealth

Por pandalo@holadoctor.net
Publicado:

En la Escuela de Graduados en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Texas, científicos hispanos trabajan contra reloj para develar misterios del cáncer. Con sus microscopios, durante largas horas en el laboratorio, puro cerebros en acción, saben que realizan un trabajo que puede ser pionero en la lucha contra un mal que afecta a millones.



Ramón Flores González tiene 31 años y dejó su natal Puerto Rico con la meta de estudiar ingeniería química, y lo logró en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). El científico que corre por sus venas se fue consolidando y desde el 2003, nunca se ha alejado demasiado de su laboratorio.

Flores González es investigador en el Departamento de Bioquímica y Biológica Molecular, en el Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas. Allí, estudia un proceso muy específico y lo que descubra sin duda marcará un antes y un después: cómo el cáncer se disemina por el organismo. "Este mecanismo se conoce como metástasis y cambia dependiendo del tipo de cáncer y en qué parte del cuerpo se desarrolla", definió en charla telefónica con HolaDoctor.

En modelos con ratones, el investigador analiza en estos días una molécula de ARN (ácido ribonucleico vinculado al origen de las células), que "modifica la expresión de distintos genes, una de las áreas que se están estudiando como posibles tratamientos contra el cáncer", explicó.

Este científico comparte horas de pipetas, preparados y microscopios con Angie Torres Adorno, de 25 años y también boricua (ambos en la foto, arriba), quien contó que sintió temprano la pasión por la ciencia, a los 4 años ya jugaba a ser investigadora. Pero en las puertas de la adolescencia, a los 13 años, fue un drama familiar el gran disparador de su decisión vocacional. "Cuando a mi abuela materna le diagnosticaron cáncer de seno sentí una inspiración especial y quise ser parte de un equipo que investigara el desarrollo de un tratamiento para esta enfermedad que afecta a tantas mujeres en el mundo", contó emocionada a HolaDoctor.

La bióloga realizó postgrados en la Universidad Cornell y el Instituto Nacional del Cáncer y hoy, en Houston, Texas, trabaja en su tesis doctoral que "está dirigida al desarrollo de tratamientos para los dos tipos de cáncer de seno más agresivos, el inflamatorio y el triple-negativo".

También estudia el efecto anti cáncer del aceite de pescado, una sustancia que se cree puede reforzar la barrera contra el cáncer en combinación con terapias. "Buscamos opciones terapéuticas menos agresivas y sin toxicidad en términos de efectos secundarios", explicó. El protocolo médico está en pleno desarrollo y los resultados se conocerán en unos dos a tres años.

"Luego de obtener mi grado doctoral, deseo continuar un grado post-doctoral en investigación clínica, para en un futuro desarrollar y dirigir investigaciones clínicas para tratamientos de cáncer de seno, logrando así impactar positivamente la vida de pacientes que padecen esta enfermedad", afirmó Torres Adorno.

¿Cómo logrará esta meta? Tal vez con la misma estrategia de su compañero de laboratorio Flores González, alejándose de ese territorio de muestras celulares, de tejidos y sustancias sólo para Navidad.


Queremos Conocer su Opinión

¿Cómo califica el contenido que acaba de leer/ver?

¿Qué tanto me motiva a vivir saludable?

Yo soy...

Proveedor de Salud
Administrador o Recursos Humanos – Empresa
Asegurado
Corredor de Seguros
Ninguna de las Anteriores


Su abuelita ya lleva más de 13 años como sobreviviente del cáncer de seno.

Los números del 2016

De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, para finales del 2016 se habrán diagnosticado en el país más de 1,6 millones de casos de cáncer (un cálculo que reúne a todos los tipos), y 585,720 personas habrán muerto a causa de esta enfermedad.

La misma fuente afirma que los tratamientos y cirugías para tratar distintos tipos de cáncer han aumentado y mejorado dramáticamente en la última década. Pero las minorías étnicas siguen siendo las que menos acceso tienen a estas opciones, así como a estudios clínicos de nuevos medicamentos. 

Un dato que agrega más motivación al trabajo de Ramón y Angie, ya que ellos mismos son la prueba de que los científicos de esos grupos minoritarios pueden llegar lejos y hacer una gran diferencia en la salud pública de sus comunidades.