Genetica

Conoce a las sirenas de carne y hueso

YouTube | Foto: CAPTURA DE PANTALLA

Por ggarcia@holadoctor.net
Publicado:

El síndrome de la sirena o sirenomelia es una enfermedad congénita en la que el bebé nace con las extremidades inferiores pegadas. Ocurre en uno de cada 100,000 nacimientos. Antes, la condición significaba una sentencia de muerte. Ahora hasta pueden lograr separarles las extremidades, y hacerlas caminar.



Las sirenas, esos personajes mitológicos de libros y películas infantiles, son conocidas gracias a los viajes de Ulises relatados en la Odisea. El héroe pidió que lo ataran al mástil de la nave con los oídos tapados con cera, para no escuchar el irresistible canto de estos seres que intentaban atraer y raptar a los marineros.

El mito de la sirena fue recreado por Hans Christian Andersen en su cuento La Sirenita, que luego fue tomado por Disney para su película de la simpática pelirroja Ariel. También fue inmortalizado en bronce por el escultor Edvard Eriksen, quien en 1913 terminó la célebre escultura con forma de sirena que embellece con su presencia la bahía del puerto de Copenhague.

Pero más allá de los mitos y la historia, hay una enfermedad congénita que toma el nombre de estos seres ya que los bebés recién nacidos tienen una apariencia similar a ellos. El mal se conoce como síndrome de la sirena o sirenomelia.

En su blog The Chirurgeon’s Apprentice (El aprendiz de cirujano), la historiadora médica Lindsey Fitzharris, PhD de la Universidad de Oxford explica que el síndrome de la sirena es una deformidad congénita que provoca la rotación y fusión de las extremidades inferiores en una sola, lo que le da el aspecto de la cola de un pez.

La enfermedad se desarrolla a causa de una falla vascular que impide un normal flujo de sangre desde el cordón umbilical hacia el feto. Se da en 1 cada 100,000 bebés, aunque es 100 veces más probable que ocurra en casos de gemelos idénticos. Los nacidos con esta condición rara vez logran sobrevivir.

Sin embargo hay algunas “sirenas vivientes” como Milagros Cerron (foto principal), nacida en abril de 2004 en Huancayo, Perú. La niña vino al mundo con las piernas pegadas desde los talones hasta las ingles, y fue sometida a varias operaciones para separar sus extremidades.

Al nacer, su corazón y pulmones revelaron un buen estado, pero no así sus riñones ni sus aparatos urinario, digestivo y genital, que estaban unificados. Estas anomalías están siendo revertidas con cirugían, pero según el doctor Luis Rubio, el cirujano a cargo de las operaciones a la niña, aún faltan algunas más y varios años de rehabilitación.


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En una primera operación se le inyectó una solución con siliconas para comenzar a estirar la piel. En febrero de 2005 se separaron las extremidades desde los talones hasta las rodillas, y en 2006 se hizo lo propio entre las rodillas y las ingles y a las pocas semanas pudo ponerse de pie sin ayuda y empezar a dar sus primeros pasos. La niña recibió las intervenciones gracias al apoyo financiero del municipio de Lima.

El doctor Rubio reveló que Milagros estuvo en contacto con insecticidas durante su gestación. Sus padres viven en la región andina de Huancayo, y según explicó el especialista, en ocasiones la pobreza y la desnutrición van alterando los genes de generación en generación.

La más longeva de las niñas sirena es Tiffany Yorks, de Florida, nacida en 1988. Antes de cumplir un año se le hizo una cirugía para separar sus piernas, pero todavía tiene problemas de movilidad, sus huesos son muy frágiles y se desplaza con muletas y silla de ruedas.

Shiloh Pepin, otra de las niñas sirena (foto arriba), no tuvo la misma suerte. La pequeña nacida en 1999 en Maine, Estados Unidos, no logró sobrevivir y murió en 2009 a causa de un resfrío seguido de una complicación pulmonar. Tenía un solo riñón y no fue posible separar sus extremidades como ocurrió con Milagros, ya que los vasos sanguíneos cruzaban sus piernas de lado a lado.