Hijos pequeños, porciones pequeñas

Por Carola Sixto
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Super hamburguesa con doble queso, por el mismo precio que la regular; papas fritas y gaseosa gigantes, si uno compra un combo; palomitas de maíz extra grandes con “recarga” en el cine; no hace falta indagar demasiado para advertir que con los años las porciones han crecido mucho más rápido que los niños.
Los nutricionistas lo explican fácilmente: por cuestiones económicas, las personas se ven tentadas ante la oferta de tamaños extra grandes, porque sienten que están recibiendo más por el mismo precio.
Sin embargo, lo que pocos adultos se dan cuenta es que a medida que las porciones aumentan, también se incrementa la obesidad y el sobrepeso en los niños. Y esto ya no es una cuestión económica sino un asunto serio, ya que la salud de los niños está en juego. La obesidad es causante de enfermedades como presión arterial alta, colesterol alto, diabetes tipo 2, problemas en huesos y articulaciones, trastornos respiratorios y del sueño e, incluso, depresión, entre otros.

La medida justa
La dieta actual de los niños, en muchos casos, duplica o triplica la porción sugerida. De hecho, si uno lee las etiquetas de las comidas envasadas, puede comprobar que por lo general el contenido del paquete alcanza para dos o tres porciones. Si lo servimos todo en un plato, estaremos ofreciéndole a nuestro hijo una porción doble o triple, con dos o tres veces más calorías y grasas.
Para despejar esta duda, lee siempre las etiquetas de Datos nutricionales de los alimentos pre-envasados.
En el caso de las comidas que preparas en casa, es importante que conozcas las porciones recomendadas, para servir a tus hijos la medida justa que le permitirá mantener una dieta saludable. En www.mypyramid.gov, encontrarás los alimentos que deben comer los niños, en cada etapa de su crecimiento.
Además, para controlar las porciones, presta atención a estos consejos:
• Al preparar la comida, lee las etiquetas y sirve una porción por plato. No les permitas a tus hijos que coman directamente del envase, porque comerán más.
• Evita comer frente al televisor o cuando los niños están ocupados con alguna actividad.
• Enséñales a comer lentamente, para que les llegue al cerebro el mensaje de que el estómago está lleno.
• Reemplaza tus platos actuales por unos más pequeños. De esta manera, comerán menos.
• Si preparaste demasiada comida, guarda lo que no vas a usar en el congelador, luego de servir los platos. Así no tendrán posibilidades de seguir comiendo, cuando ya no tengan hambre.
• No dejes que tus hijos pasen mucho tiempo sin comer. De esa forma, llegarán al almuerzo o cena hambrientos y comerán tan rápido, que no podrán darse cuenta cuando ya están satisfechos.
• Aunque sea más costoso, cuando compres snacks, elige los envases pequeños o individuales. Si prefieres los envases grandes, fracciónalos en tu casa en envases individuales.
• Si compraste galletitas o helado, sírveles una porción equivalente a ½ taza de helado y una onza de galletitas (28 gramos).
• Para calcular la cantidad de alimento, ten en cuenta que una taza equivale a un puño cerrado. Es la cantidad sugerida para una porción de pastas, arroz, vegetales y frutas. Si vas a cocinar carne, una porción equivale a la palma de tu mano. La mayonesa, mantequilla y los aderezos no deben superar el tamaño del extremo de tu pulgar.
De esta manera, podrás tener el control absoluto de todo lo que pasa por tu cocina. Y justamente de esto se trata, de llevar una dieta organizada y saludable.


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Fuente: Weight-control Information Network de National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK) of the National Institutes of Health
“Cuánta comida debo comer”, www.KidsHealthGov.org