La textura de los alimentos influye al hacer dieta

| Foto: THINKSTOCK

Por ggarcia@holadoctor.net
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Un estudio reciente demostró que las personas que cuentan calorías antes de elegir qué comer se inclinan por las comidas más crujientes, como si fuera que engordan menos que las comidas esponjosas. 



Mirar televisión con un plato de brownies o galletas cerca puede ser muy peligroso, ya que hay texturas que resultan irresistibles y corremos el riesgo de comer sin control. Dipayan Biswas y Courtney Szocs, investigadores de la Universidad South Florida, analizaron la relación entre cómo se siente un alimento en la boca y la cantidad que se ingiere del mismo.

Los científicos también averiguaron qué tipo de alimentos son los favoritos y cuántas calorías creen estar consumiendo en función a su textura y consistencia. Se contó con voluntarios a los que les dio alimentos con textura suave, blanda, dura o rugosa y luego se les pidió que estimaran su contenido calórico.

En otra prueba se les pidió que miraran y calificaran una serie de avisos televisivos, y los participantes suponían que la investigación se basaba en esa evaluación. Sin embargo, los investigadores buscaban otros resultados: los participantes habían recibido “en agradecimiento por su colaboración y su tiempo” tazones con brownies del tamaño de un bocado. La mitad de ellos tuvo que estimar cuántas calorías tenían. 

Algunos de los brownies eran esponjosos y otros crujientes. Según observaron los investigadores, los participantes que tuvieron que estimar el contenido calórico comieron más de los crujientes, en tanto que los que no tenían en mente el tema de las calorías tendieron a elegir los más esponjosos.


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Con estos resultados se busca averiguar cómo influye la textura de la comida en la percepción de las calorías, qué cantidad se come y qué tipo de comida se elige. Esto podría ayudar a que los consumidores hagan elecciones más saludables. El estudio será publicado en la edición de agosto del Journal of Consumer Research.

Respecto de la textura de los alimentos, la doctora Mónica Katz, especialista en obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición, explica en su libro “Somos lo que comemos” que existe una especialidad de la ingeniería en alimentos llamada reología que se ocupa de la textura y el sonido que hacen los alimentos al ser ingeridos.

Katz da como ejemplo el burbujeo de las sodas y el “crunch” que hacen las galletas o las papas fritas al morderlas. Los estímulos auditivos externos afectan al resto de las percepciones sensoriales, incluido el gusto, y estos principios son conocidos por los fabricantes de alimentos y los aprovechan para hacer más atractivos a sus productos.