Niños en riesgo por el sobrepeso

Por Lic. Nina Nazor Robles*
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¿Creciste con la idea de que los niños pasados de peso son los más sanos? Por desgracia muchas personas todavía piensan eso y el sobrepeso de los niños y adolescentes está aumentando de manera dramática.
De acuerdo a las últimas estadísticas de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de los Estados Unidos (National Health and Nutrition Examination Survey)del 1999 al 2000, aproximadamente el 15 % de los niños y adolescentes entre 6 y 19 años tiene sobrepeso, pero lo más alarmante es que este dato implica un aumento de 4% respecto a lo encontrado por la misma encuesta realizada en 1988-94, en la cual se estimaba que el 11% de los niños y adolescentes de esta edad presentaba sobrepeso. Además, parece ser que los pocos casos reportados en Latinoamérica muestran una tendencia similar.

Precisamente ante esta situación, las autoridades de salud de los Estados Unidos han establecido como un objetivo de salud para el año 2010 reducir la incidencia de sobrepeso, pero lo malo es que en vez de bajar, las estadísticas muestran que el sobrepeso en los jóvenes está aumentando. Esto es muy preocupante ya que los niños y los adolescentes con sobrepeso tienen un mayor riesgo de ser adultos con obesidad y de desarrollar problemas de salud como diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, principales causas de muerte en la población.

Por otra parte, uno de los efectos nocivos de la obesidad infantil es que la diabetes tipo 2, que antes sólo se presentaba en las personas mayores de 40 años, ahora cada vez más es desarrollada por los niños y los adolescentes con sobrepeso y con familiares de primer grado que tienen diabetes. Además, la población hispana tiene un mayor riesgo de desarrollar diabetes que otros grupos étnicos y, si a esto le agregamos los malos hábitos de vida, hablamos de que los jóvenes que sean diagnosticados con diabetes si no llevan un buen control de la glucosa de la sangre en el futuro sufrirán de la vista, los pies y los riñones.

El problema parece estar en que los niños, a menudo, consumen demasiadas grasas y azúcares en forma de golosinas, papas fritas y todas esas cosas que tradicionalmente calificamos como “comida chatarra”, además de que hacen menos ejercicio del que deberían y pasan mucho tiempo viendo televisión, jugando videojuegos o navegando por la Internet.

Por eso, desde hace algunos años las Guías Dietéticas para Americanos (American Dietary Guidelines)recomiendan que desde los dos años de edad se restrinja el consumo de grasas en los niños a no más de un 30% de las calorías totales y, tanto la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association)como la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics), adoptaron esta recomendación desde el 1996 y 1998, respectivamente.

En cuanto a la actividad física, hay que enseñarlos a ser activos sin que para eso sea necesario hacer algún deporte de manera disciplinada. Basta con establecer en la casa un horario para ver la televisión, usar la computadora y jugar con los videojuegos y tratar de que se entretengan en actividades que les ayuden a hacer ejercicio como pasear al perro, andar en bicicleta o patinar, entre otros, donde, incluso los padres, maestros o amigos puedan participar y beneficiarse por igual.

Ahora bien, enseñarle a los niños y adolescentes buenos hábitos de alimentación, especialmente a los que ya tienen obesidad o están en riesgo de presentarla, puede tener efectos muy positivos a largo plazo, no sólo para la salud de ellos mismos sino para evitar el costo social, familiar y económico que representa el padecimiento de los problemas de salud relacionados con la obesidad. Sin embargo, este tema es delicado ya que no se puede poner a dieta a los niños así como así, porque si restringimos demasiado su ingestión de alimentos podemos afectar su crecimiento u ocasionarles problemas emocionales relacionados con la alimentación, como la bulimia o la anorexia.

Lo mejor siempre será predicar con el ejemplo demostrando que nosotros estamos permanentemente involucrados en un estilo de vida sano por nuestro bien y el de nuestra familia y, si vemos que nuestros niños o jóvenes tienen un problema de sobrepeso, debemos buscar la ayuda de profesionales de la salud que nos orienten para ayudarlos. Pero lo que más funciona es llevar una alimentación adecuada en la que todos los integrantes de la familia coman el mismo tipo de comida y que se ejerciten juntos. Esto, además de tener los efectos deseados en el peso del niño o del joven, permite estrechar las relaciones familiares.

* Dietista del Equipo de MiDieta™


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