Cerebro y sistema nervioso

Jóvenes jugadores de fútbol americano muestran cambios en un área del cerebro

| Foto: THINKSTOCK

Por HealthDay/HolaDoctor
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Hay más evidencias de que el fútbol americano podría estar cambiando los cerebros de los jugadores adolescentes, y no para bien.

En un nuevo estudio, los investigadores observaron escáneres de IRM de 26 chicos que jugaban al fútbol americano, con una edad promedio de 12 años.

Al comparar IRM tomadas justo antes de la temporada de fútbol americano y tres meses después, los escáneres revelaron que los chicos tenían cambios en un área importante del cerebro conocida como cuerpo calloso. Se trata de un haz de fibras nerviosas que conecta y ayuda a "integrar" funciones entre los dos hemisferios del cerebro.

También se compararon los escáneres de los cerebros de los jugadores de fútbol americano con los realizados a un grupo de "control" de 22 chicos que no jugaban fútbol americano.

Se observaron diferencias claras, según los investigadores, que presentaron los hallazgos el martes en la reunión anual de la Asociación de Radiología de América del Norte (Radiological Society of North America, RSNA), en Chicago.

"El periodo comprendido entre los 9 y los 12 años de edad es muy importante en cuanto al desarrollo del cerebro", advirtió el autor principal del estudio, Jeongchul Kim, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte.

"Las regiones funcionales del cerebro comienzan a integrarse entre sí, y los jugadores expuestos a lesiones cerebrales repetitivas, incluso si el nivel de impacto es bajo, podrían estar en riesgo", explicó en un comunicado de prensa de la RSNA.

"La estructura del cuerpo calloso es única en cuanto a que es como un puente que conecta el hemisferio izquierdo y el derecho del cerebro", dijo Kim. "Cuando se somete a fuerzas externas, algunas áreas se contraen y otras se expanden, igual que cuando un puente se dobla en el viento".

El nuevo estudio sugiere que los golpes repetitivos en la cabeza (como puede ocurrir durante un agresivo juego de fútbol americano) podrían estar causando los cambios en el cerebro observados en esos jugadores jóvenes.

Pero el estudio no es concluyente, y se necesita más investigación para confirmar que los golpes repetitivos en la cabeza durante el fútbol americano y otros deportes de contacto juveniles podrían conducir a cambios en la forma del cuerpo calloso durante este periodo crítico del desarrollo cerebral, comentó Kim.

Otro estudio presentado el lunes en la reunión de la RSNA reportó hallazgos similares. En ese estudio, investigadores del Centro Médico del Suroeste de la UT en Dallas compararon IRM de antes y de después de la temporada de 60 chicos de 9 a 18 años de edad que jugaban fútbol americano.

Esos investigadores observaron un mayor volumen de materia gris en los cerebros de los jóvenes que sufrieron golpes de alto impacto, pero no conmociones cerebrales, a lo largo de la temporada.


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Una mayor cantidad de tejido de materia gris en el cerebro indica que quizá el cerebro no esté funcionando tan bien como debería, explicó el autor del estudio, Gowtham Krishnan Murugesan.

Un experto que ha observado de primera mano los efectos del traumatismo cerebral concurrió en que los jóvenes quizá no necesiten una conmoción en toda regla para que los impactos en la cabeza produzcan cambios neurológicos.

Aunque la muestra del estudio de la Wake Forest fue pequeña, "demuestra que de hecho sí se desarrollan cambios estructurales en el cerebro de los niños que experimentan impactos subconmocionales repetitivos sin síntomas inmediatos de conmoción como el mareo, los dolores de cabeza o las náuseas", señaló el Dr. Robert Glatter, médico de emergencias en el Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.

"Es esencial que los padres sean conscientes de los riesgos neurológicos a largo plazo desconocidos tras los golpes subconmocionales en la cabeza en niños que juegan deportes de contacto", planteó.

Glatter también apuntó a otras investigaciones que han sugerido que algunos niños podrían ser más vulnerables que otros a esos cambios en el cerebro, basándose en su genética individual.

Detectar a esos niños más vulnerables "será vital para determinar cuáles niños tienen un riesgo más alto cuando juegan a deportes de contacto", considera Glatter.

De cualquier forma, los niños no son solo "adultos pequeños" cuando se trata de los impactos en la cabeza y su efecto en el cerebro, añadió.

"Como los niños están creciendo y desarrollándose, son más susceptibles a experimentar cambios en áreas estructurales clave, como el cuerpo calloso, que es importante para el pensamiento, el razonamiento y las funciones motoras entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro", explicó Glatter.

Las investigaciones presentadas en reuniones se deben considerar preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. tienen más información sobre las conmociones en los deportes juveniles.