Cancer

Reducción de los sofocos en supervivientes de cáncer de mama

| Foto: ISTOCK

Por HealthDay/HolaDoctor
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Los sofocos, un padecimiento común en la menopausia, pueden ser particularmente molestos tras un cáncer de mama. Pero un nuevo estudio sugiere que un medicamento existente podría ayudar.

El medicamento es la oxibutinina (Ditropan XL), que se utiliza hace mucho para tratar la incontinencia urinaria.

El estudio encontró que las mujeres que tomaron el medicamento tenían en promedio cinco sofocos menos a la semana, en comparación con tres menos entre las mujeres que tomaron un placebo.

"La oxibutinina es una opción que puede controlar esos síntomas y mejorar la calidad de vida", aseguró el investigador principal, el Dr. Roberto Leon-Ferre, profesor asistente de oncología en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota.

Hay un par de motivos para los sofocos graves tras el cáncer de mama. La quimioterapia puede inducir una menopausia precoz, y los medicamentos que reducen los niveles de estrógeno podrían empeorar los sofocos, anotó el equipo de investigación.

La terapia de reemplaza hormonal, que con frecuencia se recomienda para los síntomas de la menopausia, en general no se aconseja para las supervivientes a un cáncer de mama. Eso ha dejado a las mujeres que no pueden tomar hormonas en desventaja.

La oxibutinina funciona al bloquear una sustancia en el cerebro, y uno de sus efectos secundarios es una reducción en la sudoración, anotó Leon-Ferre.

"Debido a esto, podemos aprovechar el 'efecto secundario' y reducir la sudoración involuntaria asociada con los sofocos, y también reducir los sofocos", explicó.

El medicamento podría cambiar el panorama para ciertas mujeres, aseguró la Dra. Alice Police, directora regional de cirugía del seno en el Instituto Oncológico de Northwell Health en Sleepy Hollow, Nueva York.

"Se trata de un avance realmente importante en la supervivencia y en la atención compasiva del cáncer", añadió Police, que no participó en el estudio.

Como la oxibutinina ya está disponible para otras afecciones, Leon-Ferre dijo que los médicos la pueden recetar fuera de indicación.

Pero advirtió que no se conocen sus efectos a largo plazo. Los medicamentos de esta clase (llamada anticolinérgicos) se han vinculado con un declive mental, señaló.

Por ejemplo, los medicamentos podrían aumentar el riesgo de problemas con la memoria a corto plazo, el razonamiento y la confusión, y también podrían incrementar el riesgo de demencia en los pacientes mayores, indican los estudios.

En el nuevo estudio, Leon-Ferre y sus colaboradores asignaron al azar a 150 mujeres que experimentaban al menos 28 sofocos por semana a tomar oxibutinina o un placebo.

Casi dos tercios también estaban tomando medicamentos para prevenir la recurrencia del cáncer de mama: tamoxifeno u otro inhibidor de la aromatasa.


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Las mujeres fueron asignadas de manera aleatoria a uno de tres grupos: una dosis baja de oxibutinina dos veces al día durante seis semanas, una dosis baja de oxibutinina durante una semana seguida de una dosis aumentada, o un placebo.

Ambas dosis parecieron reducir los sofocos mejor que el placebo.

Y la oxibutinina no interfiere con el metabolismo del tamoxifeno, dijo Leon-Ferre, afirmando que esa es una consideración importante para las supervivientes al cáncer de mama.

La mayoría de aseguradoras cubren la oxibutinina, y el suministro para un mes puede costar entre 21 y 42 dólares. Con seguro, los copagos serían de menos, añadió.

Los efectos secundarios incluyen estreñimiento, una diarrea leve, resequedad bucal, resequedad en los ojos, episodios de confusión y dificultades para orinar, encontraron los investigadores.

Las mujeres que tomaban oxibutinina también reportaron una mejora en el trabajo, las actividades sociales, las actividades de ocio, el sueño y la calidad general de vida.

Esos temas son vitales, dijo Police. "Nunca olvidaré la primera vez que una paciente me dijo 'gracias por curar mi cáncer de mama, pero me arruinó la vida'", comentó.

La paciente dijo que la terapia endocrina había provocado sofocos tan graves que no podía dormir. Como resultado, tenía problemas en el trabajo y en todas las demás áreas de su vida, recordó Police.

"Su relación íntima también sufría, porque la noche se había convertido en un campo de batalla entre ella y su control interno de la temperatura", dijo Police.

La paciente afirmó que estaba dispuesta a dejar la terapia hormonal y a arriesgarse a una recurrencia del cáncer de mama en lugar de vivir con sus síntomas actuales, dijo.

"Este estudio me da la esperanza de que quizá esas pacientes tengan una solución para su dilema", aseguró Police. "En lugar de decirles que deberían estar felices de estar vivas, quizá podamos ofrecer un tratamiento fiable para algunos de los efectos secundarios debilitantes de nuestros tratamientos para el cáncer de mama".

La investigación se presentó el viernes en el Simposio del Cáncer de Mama de San Antonio, en Texas. Las investigaciones presentadas en reuniones por lo general se consideran preliminares hasta que son revisadas por profesionales y publicadas en una revista médica.

Más información

El Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. ofrece más información sobre los sofocos y las supervivientes al cáncer.