Salud de las estrellas

Kate Middleton, embarazada y con canas

| Foto: GETTY IMAGES

Por vmerlo@holadoctor.net
Publicado:

Ni las princesas se libran de las odiosas canas. Kate Middleton, duquesa de Cambridge, esposa del príncipe William de Inglaterra y de 33 años de edad, no sólo lució su hermosa pancita de siete meses de embarazo en el viaje que realizó a la región de West Midlands, también algunas muy visibles canas en su castaña cabellera.



Al parecer, la duquesa ha evitado teñirse el cabello para ocultar las canas que brotan de su melena durante su segundo embarazo, debido a la polémica que existe sobre la seguridad de los químicos de los tintes capilares y los riesgos de teñirse el cabello durante la gestación. Cómo ella, muchas mujeres tienen la duda y se hacen la pregunta: ¿es seguro teñirse el pelo durante el embarazo?

Según la Organización de Especialistas de Información Teratológica (OTIS, por sus siglas en inglés), los estudios realizados en animales con dosis 100 veces superiores a las que normalmente se utiliza en la aplicación humana, no mostraron cambios significativos en el desarrollo fetal y refiere que sólo una pequeña cantidad de los químicos usados para teñir el cabello son absorbidos por la piel, por lo que sería poco probable que haga daño durante el embarazo.

Aunque las investigaciones al respecto son limitadas, las evidencias indican que las sustancias químicas presentes en los tintes (como el peróxido y amoníaco) hoy en día, tienen una toxicidad baja y en algunos casos son a base de extractos de plantas, aceites o siliconas especiales con función hidratante y protectora para minimizar daños en el proceso del teñido. Lo cual descarta la teoría de que Kate no se tiña por su embarazo.

La canas de Kate han dado de que hablar desde noviembre de 2013 cuando su pelo maltratado y lleno de cabellos grises acaparó los titulares de la prensa británica.

De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, una de las principales funciones del cabello es mantener el calor corporal de la cabeza y proporcionar al cráneo cierta protección contra los golpes; no obstante, a medida que pasan los años, la cantidad de melanina (el pigmento encargado de darle color) disminuye y comienzan a salir las canas.

La aparición de canas afecta primero las sienes, luego la parte posterior de la cabeza y finalmente al resto, aunque en algunas personas sólo hay algunas canas diseminadas.

Las personas de piel muy blanca y las de rastros orientales son más proclives a tener canas, en tanto que las de raza negra las empiezan a tener a partir de los 40 años

Las mujeres son más propensas que los hombres a tener canas y una cuarta parte de la población tiende a desarrollar canas antes de los 30 años, aumentando a un 50 % entre los 30 y los 40 años.


Queremos Conocer su Opinión

¿Cómo califica el contenido que acaba de leer/ver?

¿Qué tanto me motiva a vivir saludable?

Yo soy...

Proveedor de Salud
Administrador o Recursos Humanos – Empresa
Asegurado
Corredor de Seguros
Ninguna de las Anteriores


¿Por qué tengo canas?

Como tantas de otras de nuestras características físicas, las canas se heredan de la misma manera que el color de los ojos. Si el padre fue canoso prematuro, el hijo tiene una alta probabilidad de serlo, de acuerdo con el Colegio Médico de Filadelfia. No obstante, no todo es 100% genética, ya que el cabello gris puede manifestarse en otros momentos de la vida, debido a otros factores como podría ser algún trastorno en la glándula tiroides.

De acuerdo con el Manual Merck de Información Médica para el Hogar, los problemas en dicha glándula, la cual se encarga de controlar desde el consumo de calorías hasta el ritmo cardiaco, provocan que el pelo se aclare de manera prematura.

Otro detonante sería padecer la enfermedad de vitiligo, la cual causa la destrucción de los pigmentos que producen los melanocitos que dan su color a la piel y al cabello. De ahí que genere manchas blancas en el cuerpo y canas en la cabeza.

Y si hablamos del estrés, éste también puede producirlas, según dieron a conocer investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.

Más para leer: