Salud mental

Salir a la vida luego de una infidelidad

| Foto: GETTY IMAGES

Por Pan-American Life
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Primero que nada, cabe la pregunta: ¿descubrir que la persona que amamos nos es infiel puede causarnos depresión?

La respuesta de la ciencia es sí. Desde los años 80 se estudian formalmente las consecuencias psicológicas de la infidelidad, especialmente en las mujeres. Pero hace menos de dos décadas, las investigaciones comenzaron a enfocarse en analizar si, además de tristeza, sabernos traicionados podía disparar un estado depresivo.

Un pequeño estudio con 25 mujeres, publicado por una de las revistas de la Asociación Americana de Psicología, demostró que las que habían experimentado engaños tenían seis veces más posibilidades de sufrir eventos depresivos severos, comparados con otras con matrimonios conflictivos, pero sin episodios de infidelidad.

Lo cierto es que, más allá de las investigaciones, la infidelidad es una de las peores situaciones por las que puede pasar una pareja. Las heridas que causa, a tantos niveles distintos, son tan profundas, que es casi una alfombra roja para la llegada de la depresión.

Hay muchas formas de infidelidad. Algunas duran solo una noche, otras ocurren por internet, y otras son vínculos que con el tiempo reemplazan a la relación marital principal. Este último parece ser el caso del fundador de Amazon Jeff Bezos, quien acaba de anunciar que se está divorciando de su esposa Mackenzie y ya prácticamente inició una nueva vida con su amante (quien también se está separando de su esposo).

No importa cuál forma te afecte, la depresión puede manifestarse incluso si te enteras que tu pareja tuvo un desliz pasajero. El doctor y experto en sexología Robert Weiss explica que el tener un historial de engaños, o incluso que la infidelidad haya afectado a tus padres, puede impactar en cómo reaccionas cuando tú misma estás viviendo esta situación.

¿Qué hacer?

La siguiente es una lista de consejos de expertos de la Asociación Americana de Psicología, recopilados en una serie de artículos de Psychology Today.

1. Mantente alerta a cada milímetro de tus sentimientos. Después del shock, la negación ("no es posible que él me esté haciendo esto si me quiere"), y la tristeza, si sientes que estás en una especie de agujero profundo del que no puedes salir, no paras de llorar, no tienes ganas de nada, y no ves una salida, puede ser que hayas desarrollado algún nivel de depresión.


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2. Habla con tus amigos. En estas crisis extremas, es importante saber que no estás sola. Que no te gane la arrogancia de pensar que la gente no quiere lidiar con problemas ajenos. Siempre hay personas buenas que pueden estar cerca y darte aliento.

3. No te culpes. Es muy femenino el hábito de culparnos por errores de otros. No cometas ese error. Es cierto esa frase que dice "los problemas de una pareja son de los dos", pero el engaño lo comete solo una persona. NO es tu culpa. Que tu autoestima —que debe estar un poco baja, y es normal— no te juegue una mala pasada. Tal vez hasta conviene pensar que no hay culpables sino responsables. Ese martilleo mental puede alimentar la progresión de la depresión.

4. No perdones tan fácilmente. Si realmente consideras que la vida con tu pareja es algo que vale la pena salvar (porque tienen más allá de todo una buena relación, o hijos en común), tómate tu tiempo para analizar qué es lo que tú quieres hacer, no vuelvas a los brazos del otro solo porque no puedes dominar tu tristeza.

5. Busca ayuda profesional. Si los síntomas se exacerban y no se diluyen con el tiempo, busca asistencia de un terapeuta. No te estás "haciendo la víctima" como algunas malas lenguas pueden rumorear. La depresión debe tratarse, no solo para que rearmes tu vida, sino para que vivas mejor todos los aspectos de tu vida.

Otros consejos muy prácticos para tomar el control de la situación, darle un golpe al pasado para dejarlo atrás y salir adelante:

  • Hazte una prueba para enfermedades de transmisión sexual. Si has perdido la confianza en tu pareja, debes recordar que tanto las mujeres como los hombres infieles tienden a usar menos protección a la hora de una relación sexual.
  • Por ende, no tengas sexo sin protección con tu pareja. Por la misma razón por la que te estas haciendo pruebas de enfermedades de transmisión sexual. Y, por supuesto, debes pedirle a tu pareja que también se las haga.
  • Además, no uses el sexo como una manera de "salvar la relación". Esas relaciones sexuales suelen estar motivadas por el enojo, la culpa, el odio, y no conducen a nada sano.
  • No tomes decisiones de largo plazo cuando las heridas todavía están abiertas. Suelen ser precipitadas, sin haber puesto mucho cerebro en ellas. Lo mejor es esperar y actuar sabiamente. 
  • Infórmate sobre tus derechos legales. En cualquier caso, pero especialmente ante un potencial divorcio, conoce los números de tu relación, cuentas bancarias, propiedades, y la situación con respecto a tus hijos, si los tienes.
  • Aprende sobre compulsiones sexuales. Conocer como actúa un infiel te ayudará a comprender mejor por qué tu pareja no fue honesta, y eventualmente a tomar decisiones más saludables en el futuro.
  • Confía en tus instintos. Lo que los terapeutas más escuchan de sus pacientes engañados es que no vieron señales, o que no supieron tomar en cuenta acciones que, vistas en perspectiva, podrían haber revelado la infidelidad. No te preocupes, negar la realidad es parte del proceso. Pero es bueno saber que, de ahora en más, debes confiar en lo que te dicen tus entrañas, si sientes que algo no está bien, pues tal vez tengas razón.
  • No dudes en buscar ayuda conjunta. Si la intención es mantener a esta pareja y luchar juntos para fortalecer la relación tras el terremoto emocional de una infidelidad, no dudes en buscar ayuda. La mirada de un consejero de parejas puede ayudar a romper ciclos dolorosos y puede aportar herramientas para iniciar una nueva etapa en la relación.

Debes siempre tener presente que nada se resuelve de manera mágica, no estás viviendo una pesadilla sino que ésta ha sido tu realidad y debes lidiar con ella.

Pero no bajes los brazos. Sigue adelante, porque puedes superarlo.

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