Salud mental

Alcoholismo: la más perjudicial de las adicciones a nivel social, familiar y sexual

Thinkstock

Por Pan-American Life
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Estudios recientes revelan que el alcohol puede llegar a ser más perjudicial que la heroína y el crack si se combinan los problemas que causa a la persona que lo consume, y a su entorno familiar y social. También comprueban que el hombre tiene el doble de predisposición a padecer esta adicción que la mujer.





Los recientes trabajos agregan que una de las señales de que el consumo llegó a un límite de alto riesgo es cuando aparecen los problemas en la cama.

El informe que cataloga al consumo de alcohol como primero en la lista de adicciones destructivas fue publicado en la revista científica “The Lancet”. Sus autores, ex consejeros del gobierno británico en políticas sanitarias, analizaron un amplio espectro de efectos dañinos que causan distintas adicciones.

Para ello, utilizaron una técnica estadística llamada Análisis de Decisión Multicriterio (MCDA, por sus siglas en inglés), que interpreta y combina distintos niveles de impacto de la adicción: desde los daños específicos a la salud y a la psiquis, hasta el deterioro de las relaciones personales y laborales.

Las sustancias adictivas estudiadas fueron calificadas del 0 al 100, con 100 como el nivel máximo de daño causado en cada criterio específico. El resultado de esta combinación numérica fue contundente, el alcohol obtuvo una calificación de 72 puntos, seguido de la heroína con 55 y el crack con 54.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que este tipo de investigaciones deben servir de base para diseñar eficaces políticas de salud pública que luchen contra estas adicciones.

Ahora bien, al parecer, los que deben ser el blanco principal de estas campañas son los hombres. Un nuevo estudio de las universidades de Columbia y de Yale reveló que ellos tienen el doble de predisposición que las mujeres a convertirse en bebedores compulsivos. Esto se debe, dijeron los investigadores, a que generan mayores cantidades de una sustancia que produce el cerebro, relacionada con el placer, llamada dopamina.

“En los hombres, el aumento de la dopamina tiene una asociación potente con los supuestos efectos positivos del consumo de alcohol como, por ejemplo, una mejor sexualidad”, explicó la doctora Anissa Abi-Dargham, autora del trabajo.

La paradoja es que es justamente el alcohol es el que muchas veces está directamente relacionado con el aumento de problemas en la cama. “Durante siglos se ha vinculado al alcohol con un mejor desempeño sexual, porque se lo considera un desinhibidor”, explicó la doctora Claudia Campos, experta en sexualidad humana y terapia de pareja, a Hola Doctor. “Pero en el hombre puede deprimir la respuesta sexual y hasta causar disfunción eréctil (impotencia)”.

Campos coordina talleres de mujeres en Family Place, en Washington, DC, y asegura que una de las principales quejas de la pareja del bebedor compulsivo es que el hombre comienza a tener una mala “performance” durante los encuentros sexuales. “Hay muchos mitos sobre el consumo de alcohol, especialmente en la comunidad hispana, pero lo real es que es como una droga: altera el funcionamiento del organismo y puede llevar a una condición de adicción”, agregó.


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La especialista explica que hay una sutil barrera entre ser un bebedor social y un bebedor crónico. Y, en el caso de una pareja, muchas veces es la mujer la que tiene que estar alerta, para detectar señales de alarma de manera precoz y, de ser necesario, pedir ayuda. Cuando la queja de la pareja se traslada a la alcoba es porque, seguramente, el alcohol ya es un problema a otros niveles de la vida familiar, aseguró.

Las señales que indican que el alcohol comienza a ser un problema es cuando la persona deja de cumplir con sus obligaciones a causa de la bebida: se queda dormida, se levanta tarde para ir al trabajo u olvida algún compromiso adquirido. Este es un momento ideal para intervenir, dicen los expertos.

La dependencia del alcohol es una enfermedad que incluye los siguientes cuatro síntomas, según indica el Instituto Nacional de Alcoholismo y Abuso de Alcohol (NIAAA, por sus siglas en inglés):

Ansiedad. La persona comienza a tener una necesidad incontrolable de beber.

Pérdida de control. No tiene capacidad de detenerse una vez que empieza a beber.

Dependencia física. Tiene náuseas y manifiesta ansiedad si no bebe por un tiempo prolongado.

Tolerancia. Cada vez bebe más para mantener el grado de excitación que le genera la bebida.

El Centro para el Tratamiento y Abuso de Sustancias tiene la línea gratuita 800-662-HELP (4357) en inglés y en español, en la que un experto ayuda a localizar programas contra el consumo de alcohol en su comunidad. Alcohólicos Anónimos coordina 56.694 grupos, en sus sedes a lo largo de todo el país. Algunos de sus números son: servicio para consultas las 24 horas: 303-682-8032; teléfono de California: 805-925-3782; teléfono de Florida: 888-756-2930. Una lista completa de teléfonos por zonas se puede ver en www.aa.org.

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