Salud mental

Gritar sería tan dañino como pegarles

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Por vwolman@holadoctor.net
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No es novedad y varios estudios dan cuenta que la violencia trae violencia, y por lo tanto, castigar físicamente a nuestros hijos puede generarles conductas de agresión y depresión. Sin embargo, un nuevo estudio dice que gritarles traería las mismas consecuencias.



Puntos Clave

  • La calidez y contención de los padres no son suficientes para neutralizar el efecto negativo de palabras como "vago o "estúpido".
  • Los adolescentes necesitan respetar a la persona que los educa.
  • Insultar y maltratar les traería problemas de conducta y síntomas de depresión.


Mientras que el tema del castigo físico a los niños está ampliamente rechazado y criticado en la sociedad estadounidense, el tema de los insultos no ha sido estudiado en forma tan exhaustiva. 

De acuerdo con un informe recientemente publicado sobre las conclusiones de un estudio de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan toda la calidez y contención de los padres no son suficientes para neutralizar el efecto negativo que puede tener en los chicos palabras como "vago o "estúpido". 

Cómo se realizó el estudio 

Se entrevistaron a 976 familias, con mamá y papá presentes e hijos de entre 13 y 14 años, a quienes se les preguntó sobre cómo manejan los problemas de conducta de los chicos, sobre síntomas de depresión y la calidez de la relación con sus padres. 

Los padres evaluaron el uso de expresiones agresivas Los resultaron arrojaron conclusiones como que entre los chicos de 13 años, el 45% de las madres y el 42% de los padres utilizan expresiones hostiles para disciplinar a sus hijos y que aquellos hijos cuyos padres eran más propensos a gritarles, solían tener una mayor cantidad de problemas de conducta al año siguiente, problemas en la escuela, peleas con sus padres y síntomas de depresión. 

Los resultados fueron similares a los que se obtuvieron en el caso de los padres que utilizaban el castigo físico como empujar o pegar para disciplinar. 

La adolescencia, una etapa difícil 

"La adolescencia es una período muy sensible en la vida de los chicos, un período en el cual desarrollan su propia identidad. Si les gritas y les daña la imagen que tienen de ellos mismos, los hace sentir incapaces, los desvaloriza y hace sentir inútiles", advierte la Dra. Ming-Te Wang, autora del estudio. 

Por el contrario, muchos padres creen que gritándoles lograrán un cambio de actitud y de conducta. Sin embargo, el estudio mencionado confirma que no es así. 

"Gritar no mejora o corrige el problema de conducta sino todo lo contrario, lo empeora", explica una de las directoras del estudio Ming-Te Wang, de la Universidad de Pittsburgh. Por la misma rebeldía característica de la edad, los adolescentes suelen cuestionar cada vez más las normas y límites que sus padres les imponen. 

Sin embargo, la disciplina es una herramienta básica en la formación de una persona. 


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Quitarles sus beneficios

Otra opinión respecto al tema disciplina y adolescentes es la del psiquiatra Timothy Verduin, del Child Study Center en Nueva York, quien asegura que la forma más afectiva de disciplinar a los chicos es quitándoles sus privilegios, como las llaves del auto o sus dispositivos tecnológicos. 

"El chico se siente más responsable por su conducta si la persona que lo corrige es alguien a quien respeta y admira...asegúrate si vas a quitarle algún privilegio por mala conducta que no venga acompañado por insultos, críticas y lenguaje punitivo", explica el experto. 

Más elogios que retos 

Una investigación de la Universidad de Leiden, en Holanda, ha justamente documentado qué sucede con el cerebro de los chicos ante diferentes estímulos como la aprobación o desaprobación que los niños reciben respecto a su trabajo y concluyó que los niños aprenden más con elogios que con retos.

Los investigadores descubrieron que ya en la pubertad, entre los 11 y 13 años es cuando los chicos empiezan a aprender de sus propios errores y por lo tanto, se vuelven sensibles a la crítica de los adultos. 

Otro estudio, esta vez de la Universidad de Chicago ha llegado a la conclusión que los elogios para que sean efectivos deben ser dirigidos más a las acciones del niño que a su persona. 

Elogios genuinos 

Los elogios deben ser genuinos, deben surgir de la observación y de comportamientos reales y concretos del niño, de sus logros y habilidades y cuanto más concretos sean más efecto tendrán sobre ellos. 

Es mucho mejor decirles "qué lindo dibujo hiciste" que decirle simplemente "buen trabajo". De esta forma, estimulamos las conductas positivas y les decimos explícitamente lo que nos ha gustado en particular del tema. 

Los expertos recomiendan también que los elogios no deben ser exagerados ni sobreestimados, cuanta más relación y consistencia tenga con los hechos mejores efectos tendrán en los niños.

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