Hierbas y suplementos a z

Los beneficios reales del ajo

El ajo es una planta perteneciente al género Allium que cuenta con mas de mil especies entre ellas la cebolla, el echalote y el puerro. | Foto: ISTOCK

Por Pan-American Life
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Numerosos ensayos controlados han examinado los efectos del ajo (Allium sativum L.) por vía oral en lípidos séricos. Los efectos a largo plazo en lípidos y en morbilidad cardiovascular y mortalidad aún permanecen desconocidos. No se han estudiado a fondo otras preparaciones (como recubrimiento entérico o ajo crudo).

Se han reportado pequeñas reducciones en la presión arterial (<10mmHg), inhibición en el conglomerado de plaquetas y mejoramiento de la actividad fibrinolítica y pueden ejercer efectos en los resultados cardiovasculares, aunque la evidencia es preliminar en estas áreas.

Numerosos estudios en casos controlados basados en la población indican que un consumo regular de ajo (particularmente ajo sin procesar) puede reducir el riesgo de desarrollo de diferentes tipos de cáncer, incluso malignidades gástricas y colorrectales. Sin embargo, hacen falta futuros ensayos controlados.

Se han asociado con el consumo del ajo múltiples casos de hemorragia y se debe tener precaución en pacientes con riesgo de hemorragia o antes de un procedimiento quirúrgico o dental. El ajo no parece afectar significativamente los niveles de glucosa en la sangre.

Para qué se usa

Los siguientes usos están basados en la tradición, teorías científicas o investigación limitada. A menudo no se han probado completamente en humanos y no siempre se han demostrado su seguridad y eficacia. Algunas de estas afecciones son potencialmente serias y las debe evaluar un proveedor médico calificado. Podría haber otros usos propuestos que no están señalados a continuación.

Aborto, problemas de memoria relacionados con la edad, SIDA, alergias, infecciones por amebas, antibacterial, antioxidante, antitoxina, antiviral, afrodisíaco, gastritis atrófica, artritis, ascaridiasis (lombrices en el intestino o en el hígado) asma, pie de atleta, enfermedad benigna del seno, problemas de secreción biliar, cáncer de vejiga, sangre en la orina, fibromatosis en el seno, bronquitis, cólera, claudicación (dolor de pierna debido a escasa circulación), resfriados, tos, meningitis criptocócica, infección de citomegalovirus, dolor dental, ayuda digestiva, difteria, diurético (píldora de agua), disentería, dismenorrea, dolor de oído, fatiga, fiebre, cálculos biliares, crecimiento de vello, dolor de cabeza, desórdenes del ritmo cardíaco, hemorroides, síndrome hepatopulmonar, VIH, efectos hormonales, estimulación del sistema inmunológico, mejoramiento de la digestión, inducción del vómito, inflamación, enfermedad inflamatoria del intestino, gripe, problemas hepáticos, daño en los riñones causado por antibióticos, leucemia, cáncer de hígado, salud del hígado, malaria, fluidificación de la mucosa, espasmos musculares, síndrome nefrótico, obesidad, parásitos y lombrices, transpiración, neumonía, síndrome premenstrual, cáncer de próstata, psoriasis, enfermedad de Raynaud, tiña ( tinea corpori, tinea cruris), sedante, descongestionante de los senos nasales, protección contra el veneno de serpientes, espermicida, dolor de estómago, reducción de ácido estomacal, protección del revestimiento estomacal, estrés (ansiedad), apoplejía, muguet, dolor de muela, diarrea del viajero, tuberculosis, tricomoniasis vaginal, tifus, infecciones del tracto urinario, irritación vaginal, verrugas, bienestar, tosferina.

Evidencia científica

Se han sometido a prueba los siguientes usos en humanos o animales. La seguridad y eficacia de los mismos no siempre se han demostrado. Algunas de estas afecciones son potencialmente serias y las debe evaluar un proveedor médico calificado. 

* Clave para interpretar los grados:
A:
Fuerte evidencia científica para este uso; B: Buena evidencia científica para este uso; C: Evidencia científica no clara para este uso; D: Cierta evidencia científica contra este uso (podría ser que no funcione); F: Evidencia científica sólida contra este uso (es probable que no funcione).

Colesterol alto (B)

Múltiples estudios en humanos han arrojado pequeñas reducciones en el colesterol total en la sangre y lipoproteínas de baja densidad (“colesterol malo”) en periodos cortos (4 a 12 semanas). No es claro si existen beneficios después de este periodo. No son claros los efectos en las lipoproteínas de alta densidad (“colesterol bueno”). Este tema permanece en un área de controversia. Se necesitan estudios mejor diseñados y más extensos en esta área.

Antifúngico (aplicado sobre la piel) (C)

Varios estudios describen la aplicación de ajo sobre la piel para tratar la micosis, incluidas las infecciones de levadura. Se debe tener precaución ya que el ajo puede causar quemaduras graves y salpullido cuando se aplica sobre piel sensible.

Efectos antiplaquetarios (adelgazamiento de la sangre) (C)

Varios estudios clínicos en humanos han evaluado los efectos del ajo en la agregación plaquetaria. Como el ajo se ha asociado con varios casos de sangrado, el tratamiento con el mismo debe hacerse con precaución (especialmente en pacientesque toman otros agentes que puede provocar el sangrado.

Aterosclerosis ("endurecimiento" de las arterias) (C)

Las investigaciones preliminares en humanos indican que los depósitos de colesterol en los vasos sanguíneos podrían aumentar con menos rapidez en las personas que consumen ajo. No está claro si esto se debe a la propiedad del ajo de reducir los niveles de colesterol, o a otros efectos del ajo.

Cáncer (C)

La evidencia preliminar en humanos indica que el consumo regular de ajo (particularmente ajo sin procesar) puede reducir el riesgo de desarrollo de diferentes tipos de cáncer, incluidas las malignidades gástricas y colorrectales. Algunos estudios usan productos con múltiples ingredientes de manera que se hace difícil determinar si el ajo por si solo constituye un beneficio. Se necesitan ensayos clínicos mejor diseñados en humanos para concluir si comer ajo o tomar suplementos de ajo puede prevenir o tratar el cáncer.

Meningitis criptocócica (C)

Un estudio preliiminar documentó los beneficios potenciales del ajo administrado por vía oral e intravenosa en el manejo de la meningitis criptocócica. Se necesita más investigacion antes de recomendar el uso o no del ajo en el tratamiento de esta afección potencialmente grave, para la cual existen otros tratamientos.

Hipercolesterolemia familiar (C)

La hipercolesterolemia familiar es un trastorno genético en el cual existen niveles muy altos de colesterol en la familia. Las investigaciones en niños con herencia de alguna forma de colesterol alto indican que el ajo no tiene mayor efecto en la reducción del colesterol en estos pacientes.

Prevención de ataques cardíacos en pacientes con conocimiento de enfermedad cardiaca (C)

No es claro si el ajo previene futuros ataques cardíacos en personas que han sufrido uno anteriormente. Los efectos del ajo sobre los niveles de colesterol pueden ser beneficiosos en dichos pacientes.

Hipertensión (C)

Numerosos estudios en humanos reportan que el ajo puede reducir levemente la presión arterial, pero se necesitan estudios más a fondo y mejor diseñados para confirmar este posible efecto.

Enfermedad vascular periférica (bloqueo de las arterias en las piernas) (C)

Algunos estudios humanos indican que el ajo puede mejorar levemente la circulación en las piernas, pero este tema permanece sin claridad. Se necesitan estudios mejor diseñados.

Repelente contra garrapatas (C)

La evidencia preliminar en un estudio reportó que las personas que recibieron ajo notificaron un número significantemente menor de picaduras de garrapatas en comparación a aquellos que recibieron una píldora placebo. Se requiere investigación adicional para comprobar tales resultados.

Infección del tracto respiratorio superior (C)

Los reportes preliminares indican que el ajo puede reducir la gravedad de las infecciones en el tracto respiratorio superior. Sin embargo, esto no se ha demostrado en estudios bien diseñados en humanos.

Diabetes (D)

Los estudios en animales indican que el ajo puede reducir el azúcar en la sangre e incrementar la liberación de insulina, sin embargo, los estudios en humanos no confirman este efecto.

Úlceras estomacales causadas por la bacteria Helicobacter pylori (D)

Los estudios anteriores en humanos muestran que no hay efecto del ajo sobre las úlceras gástricas o duodenales.

    Seguridad

    Los profesionales de la salud que tienen instrucción formal practican muchas técnicas complementarias, de acuerdo con los estándares de organizaciones nacionales. No obstante, este no es el caso universal; es posible que se presenten efectos adversos. Debido a la limitada investigación existente, en algunos casos solamente hay poca información disponible sobre la seguridad del tratamiento.

    Alergias

    Las personas que tengan conocimiento de ser alérgicas al ajo, a cualquiera de sus ingredientes o a cualquier otro miembro de la familia de las liliáceas, como el jacinto, tulipán, cebolla, puerro y cebollines, deben evitar el ajo. Se han reportado reacciones alérgicas al ajo tomado vía oral, inhalado o aplicado sobre la piel. Algunas de estas reacciones son graves, incluidas la inflamación de la garganta y dificultad para respirar (anafilaxia). Se ha sugerido que algunos casos de asma por inhalación de ajo pueden deberse a los ácaros presentes en el mismo. El ajo fresco aplicado sobre la piel tiene mas probabilidades de causar salpullido que el extracto de ajo.

    Efectos secundarios y advertencias

    Los efectos secundarios del ajo mas comúnmente reportados son el mal aliento, olor en el cuerpo y reacciones alérgicas. El ajo fresco ha causado salpullido o quemaduras en la piel en personas sometidas a terapia con ajo y en las personas que lo manipulan al preparar alimentos. La mayoría de las reacciones mejoran después de suspender la terapia con ajo. No deben aplicarse productos de ajo sobre la piel de infantes o niños debido a los múltiples reportes de quemaduras en la piel y se deben usar con precaución en adultos. Otros efectos secundarios reportados incluyen mareo, incremento de sudoración, dolor de cabeza, picor, fiebre, escalofríos, ataques de asma y mucosidad nasal.

    La hemorragia es un efecto secundario potencialmente grave del uso del ajo, la cual incluye hemorragia después de una cirugía y sangrado espontáneo. Se reportan varios casos de hemorragia, los cuales se pueden deber a los efectos del ajo en las plaquetas de la sangre o al incremento del rompimiento de coágulos sanguíneos (fibrinolisis). Existe debate acerca de los efectos del ajo en personas tratadas con warfarina (Coumadin®), pero los estudios indican que el ajo no altera los valores de la Proporción Normalizada Internacional (INR – International Normalized Ratio) que se usan para medir los efectos de la warfarina en el adelgazamiento de la sangre. El consumo de ajo debe suspenderse con anterioridad a algún procedimiento quirúrgico o dental debido al incremento en el riesgo de hemorragia. Se recomienda precaución a las personas con trastornos de sangrado o que toman medicamentos para adelgazamiento de la sangre (anticoagulantes, aspirina/agentes antiplaquetarios, drogas sin esteroides y antiinflamatorias como ibuprofeno o naproxeno) o hierbas/suplementos que pueden incrementar el riesgo de hemorragia. Se podría requerir de ajustes en la dosificación.

    El ajo o sus ingredientes pueden reducir los niveles de azúcar en la sangre e incrementar la liberación de insulina. Sin embargo, los estudios en humanos no muestran cambios en el control de azúcar en la sangre en personas con o sin diabetes. No obstante, se aconseja tener precaución en personas con diabetes o hipoglicemia y en aquéllas que toman drogas, hierbas, o suplementos que afectan el nivel de azúcar en la sangre. Los niveles de azúcar en la sangre pueden necesitar la supervisión de un proveedor médico y ajustes en la medicación. Reportes informales describen baja absorción de yodo en la tiroides y bajos niveles de la hormona tiroidea (hipotiroidismo) con la suplementación de ajo. Pocos reportes indican que el ajo y plantas similares estén asociados con la aparición de nódulos o tumor en la tiroides. Se ha reportado conteo bajo de esperma en ratas.


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    Las preparaciones con ajo deshidratado o con ajo crudo consumidas vía oral pueden causar quemaduras en la boca, mal aliento, dolor abdominal o sensación de llenura, inapetencia, gases, eructos, náusea, vómito, irritación del revestimiento estomacal, cambios en la bacteria del intestino, acidez, diarrea o estreñimiento. Un reporte describe obstrucción del intestino de un hombre que consumió un bulbo completo de ajo. Las personas con úlceras estomacales o quienes son propensos a sufrir irritación estomacal deben consumir ajo con precaución.

    Múltiples estudios muestran una pequeña reducción en los niveles de colesterol en la sangre después de consumir suplementos de ajo vía oral. Son también comúnmente reportadas pequeñas reducciones en la presión arterial. Se destaca un caso de ataque cardíaco en un hombre saludable después de consumir por vía oral una cantidad abundante de ajo.

    Se ha reportado contaminación de productos de ajo.

    En Vancouver, British Columbia, una preparación comercial de ajo picado se relacionó con botulismo. Un reporte describe una sobredosis de colchicine e incluso la muerte después de consumir azafrán de la pradera (Colchicum autumnale) al ser confundido con ajo silvestre (Allium ursinium).

    El ajo y el pycnogenol han mostrado incrementar la secreción de la hormona del crecimiento humano en experimentos de laboratorio.

    Embarazo y lactancia

    Basado en el consumo histórico, el ajo es probablemente seguro durante el embarazo en cantidades generalmente consumidas en los alimentos. Sin embargo, se deben evitar durante el embarazo los suplementos de ajo o el consumo de grandes cantidades de ajo debido al posible incremento del riesgo de hemorragias. Además, estudios anteriores en animales indican que el ajo puede causar contracciones del útero. Muchas tinturas contienen altos niveles de alcohol y deben evitarse durante el embarazo.

    Basado en el consumo histórico, el ajo es probablemente seguro durante la lactancia en cantidades generalmente consumidas en los alimentos. Sin embargo algunas madres que toman suplementos de ajo reportan incremento en el tiempo de lactancia, olor en la leche y reducción en la ingesta por parte del infante. No se conoce la seguridad de los suplementos de ajo durante la lactancia.

    Las posibles interacciones

    Interacción con drogas

    Los reportes en humanos indican que el ajo puede incrementar el riesgo de hemorragia cuando se toma con drogas que también incrementan el riesgo de hemorragia. Los ejemplos incluyen la aspirina, anticoagulantes (“adelgazantes de la sangre”) como warfarina (Coumadin®) o heparina, drogas antiplaquetarias como clopidogrel (Plavix®), y drogas antiinflamatorias no esteroides como ibuprofeno (Motrin®, Advil®) o naproxeno (Naprosyn®, Aleve®). Los estudios en humanos y animales muestran que el ajo puede reducir la presión arterial. Debe usarse con precaución cuando se combina con otros medicamentos que reducen la presión arterial. Varios estudios hechos en humanos reportan niveles de colesterol más bajos en las personas que consumen ajo. Estos efectos pueden incrementarse si se consume ajo con medicamentos que reducen el nivel de colesterol en la sangre como lovastatina (Mevacor®) u otras "estatinas" (inhibidores de la HMGCoA reductasa).

    Los niveles de la droga saquinavir, usada en el tratamiento del VIH, pueden reducirse si se consume ajo y por consiguiente reducir su efectividad. También se pueden afectar otras drogas antivirales como ritonavir.

    El ajo puede reducir los niveles de azúcar en la sangre. Aunque esto es teórico en humanos, se aconseja tener precaución cuando se tomen medicamentos que pueden bajar el nivel de azúcar en la sangre. Un proveedor médico calificado debe supervisar de cerca de los pacientes que tomen medicamentos para la diabetes, ya sea vía oral o insulina. Pueden ser necesarios ajustes en el medicamento. Los individuos con trastornos de la tiroides o quienes toman medicamentos para la misma deben tener precaución al tomar suplementos del ajo ya que estos pueden afectar la tiroides.

    El ajo puede alterar los niveles de ciertas drogas metabolizadas por el sistema enzimático del hígado CYP450.

    Muchas tinturas que contienen altos niveles de alcohol, pueden causar vómito o náusea cuando se toman con metronidazol (Flagyl®) o disulfiram (Antabuse®).

    El ajo puede alterar los niveles de varias drogas anticancerosas. Consulte con su oncólogo y farmaceuta antes de empezar a tomar suplementos de ajo.

    Interacción con hierbas y suplementos dietéticos

    El ajo puede incrementar el riesgo de hemorragia. En teoría, el riesgo puede incrementarse aun más cuando se consume ajo con otras hierbas o suplementos que también incrementan el riesgo de hemorragia. Se han reportado múltiples casos de hemorragia con el uso de ginkgo biloba y dos casos con palma enana americana. Teóricamente, otros numerosos agentes pueden incrementar el riesgo de hemorragia aunque esto no se ha probado en la mayoría de los casos.

    El ajo puede tener un efecto leve en la reducción de la presión arterial. Se debe tener precaución si se toma con otros suplementos que pueden disminuir la presión arterial.

    El ajo puede bajar los niveles de azúcar en la sangre. Se recomienda precaución cuando se usen hierbas o suplementos que también pueden bajar el nivel de azúcar en la sangre. Podría ser necesario supervisar los niveles de glucosa en la sangre y ajustar la dosis.

    El ajo puede bajar el colesterol en pequeña cantidad. Estos efectos tal vez sean mayores de lo esperado si se toma con otros suplementos reductores de colesterol como el aceite de pescado.

    El ajo puede interactuar con hierbas y suplementos dietéticos que son metabolizados por el sistema enzimático del hígado CYP450.

    El ajo y el pycnogenol han mostrado aumentar la secreción de la hormona del crecimiento humano en experimentos de laboratorio. Los efectos de hierbas y suplementos que actúan sobre la tiroides podrían verse afectados por el ajo.

    Dosificación

    Adultos (18 años y mayores)

    Los estudios en humanos reportan el uso diario de 4 a 12.3 miligramos de aceite de ajo por vía oral. Algunas fuentes informan que los aceites destilados al vapor, el aceite producto del ajo machacado y el aceite añejado en alcohol pueden ser menos efectivos para algunos usos, particularmente como adelgazante de la sangre.

    Se han usado entre 600 y 900 miligramos diarios de ajo en polvo deshidratado, sin recubrimiento, dividido en tres dosis, estandarizado a 1.3% de contenido de alicina en estudios en humanos. La Cooperativa Científica Europea sobre Fitoterapia (ESCOP- The European Scientific Cooperative on Phytotherapy) recomienda de 3 a 5 miligramos de alicina diariamente (1 diente o de 0.5 a 1.0 gramos de polvo seco) para la prevención de la aterosclerosis. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda de 2 a 5 gramos de ajo fresco, de 0.4 a 1.2 gramos de polvo seco, de 2 a 5 miligramos de aceite, de 300 a 1000 miligramos de extracto, u otras formulaciones que sean equivalentes a 2 y hasta 5 miligramos de alicina diariamente.

    La Cooperativa Científica Europea sobre Fitoterapia (ESCOP) recomienda consumir por vía oral tres veces al día de 2 a 4 gramos de bulbo seco o de 2 a 4 mililitros de tintura (1:5 diluido en etanol a 45%), para las infecciones del tracto respiratorio superior.

    Niños (menores de 18 años)

    No se han probado la seguridad o efectividad de los suplementos del ajo en niños. La cantidad de ajo que se encuentra en las comidas es probablemente seguro para la mayoría de los niños.

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    No obstante se han estudiado de forma científica ciertas técnicas complementarias y alternas, para la mayoría de las terapias hay limitación o controversia sobre los datos de alta calidad respecto a la seguridad, eficacia y mecanismo de acción. Se recomienda, al máximo posible, que los practicantes cuenten con licencias expedidas por una organización profesional reconocida que se adhiera a normas claramente publicadas. Además, antes de iniciar una nueva técnica o contratar a un practicante, se recomienda que los pacientes consulten con su(s) proveedor(es) médico(s) principal(es). Se deben considerar atentamente los beneficios y riesgos potenciales (incluye los costos financieros) así como las alternativas. La siguiente monografía está diseñada para ofrecer una historia y un resumen de la investigación con orientación clínica, y la misma ni defiende ni se opone al uso de una terapia en particular.