Salud mental

La dura infancia de los padres puede ensombrecer la vida de los hijos

Los hijos tienen más probabilidades de que les diagnostiquen un trastorno de salud mental. | Foto: GETTY IMAGES

Por HealthDay/HolaDoctor
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Cuando un padre ha sufrido abusos u otras adversidades en la niñez, sus hijos podrían ser más propensos a tener problemas del estado de ánimo y de conducta, según un estudio reciente.

Sus hijos tenían el doble de posibilidades de que les diagnosticaran un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Y tenían 4 veces más probabilidades de que les hubieran diagnosticado cualquier trastorno de salud mental.

Los hallazgos implican que el impacto de los traumas infantiles puede extenderse a lo largo de las generaciones, dijeron los investigadores.

La propia salud mental de los padres pareció explicar los resultados en parte, dijo el investigador principal, el Dr. Adam Schickedanz, profesor asistente de pediatría en la Universidad de California, en Los Ángeles.

Eso tiene sentido, dado que investigaciones anteriores han mostrado que cuando los padres tienen una afección de salud mental (como la depresión o un trastorno de ansiedad) eso puede afectar a su capacidad de interpretar y responder a sus hijos, explicó.

"No estamos haciendo sonar ninguna alarma", apuntó Schickedanz. "Esto simplemente refuerza lo que todos sabemos intuitivamente: que el modo en que nos criaron, y nuestras experiencias vitales, afectan al modo en que criamos a nuestros hijos. Los modelos de rol que tuvimos dan forma a nuestras expectativas de crianza".

Nadie intenta "culpar" a esos padres ni implicar que sus hijos están destinados a tener problemas, añadió.

En lugar eso, dijo, los hallazgos muestran que esos niños están en un riesgo relativamente más alto que otros niños.

El Dr. Daniel Schechter, un psiquiatra infantil y adolescente que no participó en el estudio, se mostró de acuerdo.

Pero como cualquier otro estudio, este reporta promedios en grupos, indicó Schechter, que dirige el programa de estrés, trauma y resiliencia en el Centro de Estudios Infantiles Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York.

"Un análisis estadístico no puede captar las diferencias individuales", aseguró Schechter.

Por ejemplo, incluso si los padres se enfrentaron a adversidades en la niñez, quizá también hayan tenido experiencias positivas (incluyendo modelos de rol adultos positivos) que contrarrestaron las negativas.

Pero Schechter dijo que los hallazgos subrayan una idea importante: las dificultades conductuales y emocionales de los niños deben verse como un problema familiar, y no solo del niño.

Así que cuando un niño es evaluado por cualquier problema, planteó, el proveedor de atención de la salud puede hacer preguntas a los padres sobre toda la dinámica familiar. Y eso puede incluir preguntas sobre sus propias experiencias infantiles.

Schechter dio un ejemplo: "Yo podría preguntar a uno de los padres: '¿Con qué experiencias con sus padres se quedaría, y cuáles cambiaría?'".


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En algunos casos, dijo, un padre podría necesitar una remisión a un profesional para abordar sus propios problemas de salud mental.

Los hallazgos del estudio se basaron en entrevistas con padres de más de 2,500 niños estadounidenses. En general, el 20 por ciento dijeron que tuvieron al menos cuatro "experiencias adversas" en la niñez, incluyendo experiencias como abuso, negligencia y exposición al abuso de sustancias, al abuso doméstico o a la enfermedad mental en casa.

A un poco más del 8 por ciento de los niños les habían diagnosticado un TDAH, mientras que a un poco menos del 4 por ciento les habían diagnosticado una afección de salud mental. Las probabilidades eran altas entre los niños cuyos padres se habían enfrentado al menos a cuatro adversidades en la niñez.

El vínculo se explicó parcialmente por la salud mental actual de los padres, y por su frustración con la crianza. Ambas cosas se evaluaron con cuestionarios estandarizados. Pero estos factores no explicaron del todo la conexión, dijo Schickedanz, y el estudio no demostró una asociación de causalidad.

El estudio aparece en la edición en línea del 9 de julio de la revista Pediatrics.

Los hallazgos no sorprendieron a Ana Ojeda, psicóloga clínica del Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami.

"Esto es un reflejo de lo que vemos en la práctica clínica", dijo.

Ojeda se mostró de acuerdo en que es fundamental abordar la dinámica familiar cuando los niños tienen problemas conductuales o emocionales. "Intentamos ayudar a los padres a que comprendan que se trata de un problema familiar", comentó.

No es sorprendente que los padres con frecuencia no quieran que se revisiten sus traumas infantiles, dijeron Schechter y Ojeda.

Schechter apuntó que "a veces, cuando uno ha pasado por estas experiencias, lo que quiere es evitar pensar en ellas".

Pero aunque podría ser doloroso, añadió, hablar sobre el pasado puede ser un paso importante a la hora de ayudar a los padres a mejorar su relación con sus hijos.

Más información

La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) ofrece consejos sobre la crianza.