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Smiley el perro sin ojos que cura

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Por Inés González
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Nació sin ojos y con enanismo, pero eso no le impide poner una sonrisa en la cara de quienes están cerca. Sus cualidades como perro terapéutico lo transforman en el protagonista de una historia conmovedora.



Su destino podría haber sido deambular sin dueño, terminar en una perrera o morir en un accidente por su condición de ciego, pero a Smiley le esperaban cosas buenas después de todo.

Joanne George salvó al perro dorado que nació con una doble discapacidad: padece de enanismo y no tiene ojos, y casi una década después, la historia continúa de una forma sorprendente, ya que trabaja dando ayuda a personas enfermas.

Cómo de cachorro con limitaciones llegó a esto, es contado por Joanne, quien dijo a CBS News: "La gente estaba tan atraída e inspirada por él que pensé que podía cumplir un rol social. Me dí cuenta de que esta mascota podría ser un perro de terapia. Tengo que compartirlo, me dije".

Poco después de que llegar a esa conclusión, Smiley se convirtió en un perro de terapia certificado y se unió al programa del St. John Ambulance, en Canadá. Y cada día pasa varias horas cada día reconfortando a familiares que están de duelo en las funerarias, se une a los niños con necesidades especiales para un programa de lectura de la biblioteca y consuela a hombres y mujeres que están en hogares de ancianos.

Smiley deja una lección en cada persona que conoce. Y eso es lo que ha hecho durante los últimos siete años, con su sola presencia enseña a la gente a no detenerse por tener una discapacidad, o por las cosas crueles del pasado

"Los perros están de vuelta de todo, se olvidan de su pasado. Nosotros, como seres humanos, vivimos demasiado en el pasado." dijo George.


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Una de las visitas de Smiley al hogar de ancianos fue particularmente memorable. Teddy, un hombre que Smiley frecuentemente visitaba, no se comunicaba de ningún modo con el mundo exterior. Pero el perro le arrancó grandes sonrisas con sus movimientos y su afecto. Y despertó el asombro de todos.

Ahora, cada vez que Smiley visita el hogar de ancianos, Teddy es la primera persona que ve. "Creo que fue entonces cuando me di cuenta de lo verdaderamente inspirador que puede ser", dijo George. Pero agregó con tristeza que la vida del can, quien ahora tiene 12 años de edad está llegando lentamente a su fin.

Joanne tiene imborrables recuerdos junto a él y siente que realmente cambió su vida. Expresó que su andar es un poco más lento y su pelo está cambiando de color, pero nunca deja de menear su cola.