Pruebas de deteccion

Colonoscopía: una estrategia potente para alargar la vida

| Foto: GETTY IMAGES

Por Pan-American Life
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El cáncer colorrectal (CCR) es el cuarto más común en América Latina y el Caribe en hombres y mujeres, con cerca de 135,000 casos anuales, sumando ambos sexos, y 57,000 muertes en el mismo período. Una de cada 20 personas recibirá este diagnóstico en algún momento de su vida.

La edad, los antecedentes familiares, la raza o el origen étnico se encuentran entre los principales factores de riesgo no modificables para el CCR; los factores que sí las personas pueden modificar, y que pueden reducir la probabilidad de padecerlo, son la dieta, la actividad física, el peso, el tabaquismo y el consumo de alcohol. 

Pero hay una acción estratégica que puede cambiar la ecuación de enfermedad a salud y de muerte a vida: hacer una prueba sencilla de sangre oculta en una muestra de materia fecal la cual indicaría la necesidad de hacer una colonoscopía.

¿En qué consisten estos exámenes?

La colonoscopía comenzó a ser una prueba rutinaria hace pocos años, pero el procedimiento existe desde 1969. En esa misma época se probó por primera vez otra prueba popular: la de sangre oculta en heces. Se trata de un test simple de laboratorio que busca rastros de sangre en una muestra de materia fecal, que son difíciles de percibir a simple vista. 

La prueba de sangre oculta en heces (SOH) es una prueba de detección temprana del cáncer colorrectal. También se puede usar para diagnosticar otras causas de sangrado en el tubo digestivo. Debido a que este test puede detectar sangrado en casi cualquier lugar a lo largo del tracto digestivo, varias afecciones pueden hacer que el resultado sea positivo. Si aparece sangre, seguramente el médico ordenará más exámenes para determinar el origen.

La colonoscopía no solo tiene el potencial de detectar el cáncer colorrectal de manera temprana, cuando es más fácil realizar un tratamiento exitoso, sino que puede prevenir que se desarrolle removiendo los pólipos, que son crecimientos de tejido adicional que aparecen en las paredes del intestino, y que podrían potencialmente convertirse en cáncer.

Este examen se realiza en un entorno médico, el hospital o un consultorio especializado. Requiere una preparación previa, tomando un líquido para vaciar el intestino, además de un ayuno de varias horas, con la meta de que el intestino esté lo más libre posible de desechos de alimentos para que el médico pueda analizarlo bien con un colonoscopio que tiene una cámara en su extremo. En una cita previa, el gastroenterólogo explicará todos los pasos necesarios, los beneficios, riesgos (mínimos) y efectos secundarios.

El procedimiento es ambulatorio, se realiza en menos de una hora y requiere de anestesia. Dependiendo de lo que encuentre en el camino, y con información fiable en la mano, el médico indicará que la siguiente colonoscopía sea en 10 años, o menos, si se tuvieron que extraer pólipos.

En sí mismos, la mayoría de los pólipos no son peligrosos, pero pueden volverse cancerosos. Por eso, el médico que realiza la colonoscopía puede detectarlos y extraerlos en el mismo momento de la intervención, eliminando así la posibilidad de que se vuelvan malignos en el futuro. 


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¿A qué edad empezar?

Aunque la epidemiología indica que el cáncer colorrectal afecta más a las personas de 50 años en adelante, y la tasa es algo más alta en hombres que en mujeres, los científicos han estado observando una tendencia: este cáncer aparece cada vez más en adultos jóvenes. Por esa razón ya se recomienda en ciertas poblaciones que la colonoscopía pase a ser parte de las pruebas de rutina más temprano en la vida

Dependiendo del historial médico y genético de la persona, hay consenso científico de que hacer estas pruebas hacia los 40 años puede ser una forma de burlar al destino y lograr que las personas vivan más tiempo, libres de enfermedad.

Las investigaciones confirman que la colonoscopía es la posibilidad de intervenir a tiempo, dado que puede reducir el riesgo de muerte por cáncer colorrectal hasta en un 61%, gracias a la detección precoz.

Desafortunadamente, un alto porcentaje de los casos se diagnostican en estadios avanzados de la enfermedad, cuando los tratamientos son más costosos y el margen de éxito es más bajo.

En cualquier caso, ya sean adultos más grandes o jóvenes que todavía se sienten inmortales, es esencial no atrasar una visita al médico si aparecen estos síntomas:

  • Cambio en la rutina de ir de cuerpo
  • Sangre en la materia fecal
  • Diarrea o constipación
  • Dolores o cólicos abdominales persistentes
  • Pérdida de peso sin proponérselo

La presencia de pólipos malignos puede disparar estos síntomas, pero también la persona puede tenerlos sin tener ninguna señal. Por esa razón es fundamental que la persona sea proactiva con el cuidado de su salud y hablar con el médico sobre estas dos pruebas preventivas.

Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.