Sexo

Más sexo no es igual a más felicidad

| Foto: THINKSTOCK

Por vwolman@holadoctor.net
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Que la actividad sexual está relacionada con el placer es casi una obviedad, pero ¿existe una conexión real entre la felicidad y la cantidad de veces que tenemos sexo? Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh echa por tierra la teoría de a más sexo más felicidad y asegura que el sexo en pareja tiene más que ver con la calidad del encuentro.


La reciente investigación que será publicada en la edición de agosto de la revista científica The Journal of Economic Behavior & Organization, asegura que si bien el sexo tiene mucho que ver con la felicidad y el bienestar, no se trata de una cuestión de cantidad.

Existen investigaciones previas que relacionaban incluso la cantidad de sexo con una felicidad similar a recibir una importante suma de dinero. Por ejemplo, un estudio publicado por The Scandinavian Journal of Economics asegura que pasar de tener relaciones de una vez por mes a una vez por semana aumenta la felicidad de la misma forma que tener 50 mil dólares adicionales en el banco. 

Sin embargo, este nuevo estudio que saldrá publicado próximanente en el journal, indicaría otra cosa: que si aumenta la cantidad no necesariamente aumenta la felicidad y el bienestar.

La investigación

Para realizar el estudio, los expertos recolectaron información extraída de unas 64 parejas de adultos, todos casados y heterosexuales sanos, de entre 35 y 65 años de edad, a los que les preguntaron con qué frecuencia tienen relaciones sexuales, cuán placentero les resultaba y cuán felices eran en términos generales, basados en una serie de cuestionarios estándares que permitía medir el estado de ánimo y el nivel de energía. 

Para poder establecer esa relación causal o no, los científicos establecieron un experimento en el que le pidieron a las parejas que aumenten su frecuencia sexual para ver si eran o no más felices.

Se les solicitó a la mitad de las parejas que siguieran con su vida sexual como venían y al resto se les indicó que duplicaran la frecuencia de sus encuentros sexuales. Los dos grupos fueron elegidos al azar. Es decir, las parejas que tenían sexo una vez al mes, que era lo mínimo que tenían que tener para poder participar en el estudio, tenían que tener sexo cada 15 días, quienes tenían tres veces por mes pasarían a seis.

Los sujetos que participaron en la investigación tuvieron que completar un cuestionario todos los días vía Internet durante 90 días, sobre la calidad y la cantidad de sexo que habían tenido el día anterior y los correspondientes estados de ánimo. Algunas parejas del grupo experimental pudieron lograr el objetivo de duplicar la cantidad de relaciones sexuales que tenían en un mes y otros no. En conclusión, el incremento de encuentro sexuales en el total del grupo fue del 40%.

Después de analizar todas las respuestas , los investigadores llegaron a la conclusión de que más sexo no es equivalente a más felicidad, si no en muchos casos al contrario.


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Calidad y no cantidad

Luego de examinar los resultados, los investigadores descubrieron que el grupo al que se le pidió que tuviera el doble de relaciones sexuales en un mes, había experimentado una disminución de la felicidad, así como de su deseo sexual y también de cómo disfrutaban con el sexo. 

Es cierto que cualquiera tendería a pensar que el sexo "sugerido"por los expertos para la realización del estudio no tiene el mismo efecto que el que se da naturalmente, pero aún así la felicidad y el bienestar respecto a la pareja se vio alterada.

“El deseo de tener relaciones sexuales cae o disminuye mucho más rápidamente que el disfrute del sexo una vez que se ha iniciado. Más que pensar y concentrarse en el aumento de la frecuencia sexual , las parejas deberían trabajar en la creación de un entorno que despierte su deseo y que haga que el sexo sea aún más divertido y placentero”, explica Tamar Krishnamurti, uno de los autores del estudio.

Los resultados fueron consistentes en tanto hombres como mujeres.

El profesor de economía y psicología de Carnegie Mellon, quien dirigió el estudio, George Loewenstein, dijo que estos resultados no lo sorprenden.

"Parece que la gente tiene sexo por una razón diferente a sólo que les gusta hacerlo", concluyó.