Tratamientos y medicinas

¿Cuando pueden causarte daño tus medicinas?

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Por Consumer Reports
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A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de los efectos secundarios de los medicamentos. Aquí te decimos lo que tienes que saber sobre cómo mantenerte a salvo.

Ya sea que se trate de un analgésico de venta libre o de una estatina recetada para reducir el colesterol, estos medicamentos tienen un aspecto negativo en común: el riesgo de los efectos secundarios.

Los efectos secundarios son esas reacciones que se esperan (y que generalmente no queremos) que vemos en los anuncios de medicinas en la televisión: estreñimiento, diarrea, mareos, somnolencia, boca seca, náuseas y malestar estomacal, entre otros. Si bien algunos de estos efectos secundarios no son graves y probablemente no duren mucho tiempo, para los adultos mayores podrían ser especialmente problemáticos.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los adultos mayores tienen el doble de posibilidades que otros adultos de sufrir un evento adverso por un medicamento, tan grave como para requerir una visita a la sala de emergencias, y la posibilidad de quedar hospitalizados por esta causa es 7 veces mayor que en los adultos más jóvenes.

Una posible razón: "Es común que al envejecer se sufran más afecciones y, por lo tanto, se tomen más medicamentos para tratarlas", comenta Michael Steinman, M.D., un profesor de medicina de la Universidad de California en San Francisco. Un estudio de 2016 publicado en la revista científica JAMA Internal Medicine encontró que el 88% de los adultos entre los 62 y 85 años de edad toman regularmente al menos un medicamento de venta con receta.

"Y mientras más medicamentos tomes, más probabilidades hay de que tengas múltiples efectos, debido a la mezcla de estos, añade Steinman.

Existen además otros factores relacionados con la edad que pueden influir en los efectos que tienen los medicamentos en nuestro cuerpo. Aquí te explicamos lo que debes saber sobre los efectos secundarios y las medidas que puedes tomar para disminuir los riesgos.

AUMENTO DE LA POTENCIA EN LOS ADULTOS MAYORES

A medida que envejeces, el cuerpo acumula grasa y retiene menos líquido que antes, todo esto hace que los medicamentos queden más concentrados en el cuerpo. Los medicamentos pueden permanecer más tiempo en tu sistema, lo que puede aumentar el riesgo de que los efectos secundarios sean graves.

"Los órganos principales responsables de descomponer los medicamentos, principalmente el hígado y los riñones, comienzan a funcionar más lentamente", explica el doctor Michael Hochman, M.P.H., profesor asociado de medicina clínica en La Escuela de Medicina Keck en la Universidad del Sur de California. "Como resultado, los medicamentos no se eliminan tan rápidamente".

Además, es posible que los medicamentos se muevan más lentamente por el sistema digestivo, dice Hochman, lo que podría "conducir a una mayor absorción y un mayor riesgo de sufrir efectos secundarios". (Por el contrario, es posible que los medicamentos no se absorban de manera efectiva en el torrente sanguíneo, lo que podría reducir la eficacia de un medicamento, agrega él).

El problema de que un medicamento permanezca en el sistema más tiempo del necesario es particularmente preocupante con cierto tipo de medicamentos. Todos los medicamentos sedantes para tratar, por ejemplo, el insomnio, como zolpidem (Ambien y genérico) y eszopiclona (Lunesta y genérico) y el medicamento para dormir de venta libre difenhidramina (Benadryl Allergy, Nytol, Sominex y genérico), son especialmente peligrosos para los adultos mayores, ya que es probable que tengan mayor sensibilidad a los efectos sedantes de estos medicamentos, pudiendo aumentar el riesgo de caídas y otros accidentes.


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Los efectos secundarios de ciertos medicamentos pueden agravar problemas de salud, como mareos persistentes, debilidad, desequilibrio debido a la artritis, problemas en los oídos y ojos, deterioro cognitivo u otras afecciones crónicas.

Por ejemplo, algunos medicamentos para reducir la presión arterial tienden a disminuirla mucho más drásticamente en personas mayores que en personas más jóvenes, lo que puede aumentar el riesgo de mareos, debilidad y caídas. 

Los medicamentos que presentan efectos secundarios más graves a veces son los que brindan mayores beneficios. Los médicos a menudo se refieren a estas medicinas como de "alto beneficio y alto riesgo".

La lista de medicinas que requieren un control periódico para minimizar los riesgos, según los CDC, la encabezan los anticoagulantes para la prevención de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y coágulos sanguíneos, como la warfarina (Coumadin, Jantoven y genérica); medicamentos para la diabetes como la insulina; medicamentos que se utilizan para tratar la presión arterial alta y las enfermedades del corazón, incluidos los agentes antiarrítmicos como la digoxina; y medicamentos anticonvulsivos como la fenitoína (Dilantin y genérico) y carbamazepina (Tegretol y genérico).

Los analgésicos opioides pueden también ocasionar mayores efectos secundarios potencialmente peligrosos para las personas mayores que otras medicinas, especialmente cuando se toman a largo plazo o en dosis más altas. La oxicodona (OxyContin y genérica), la oxicodona combinada con acetaminofeno (Percocet y genérico) y la hidrocodona combinada con acetaminofeno (Vicodin y genérico) y otros analgésicos opioides, ya que estos causan, entre otros, estreñimiento, náuseas y somnolencia o un sentimiento de confusión. Los CDC señalan que incluso cuando se toman según las indicaciones, los opioides pueden conducir a dependencia física, sobredosis de medicamentos y posiblemente a la muerte.

Manejo prudente de tus medicamentos

En cada visita al médico, pide una revisión de todos tus medicamentos con receta y de venta libre, incluyendo vitaminas y suplementos para que te asegures de que no interactúen entre sí de forma peligrosa. Es posible que tu médico te recomiende dejar un medicamento que ya no necesites. Los siguientes consejos pueden ayudarte:

1. Haz una lista. Incluye todo lo que tomas, las dosis, cuándo lo tomas, la forma y el color de tus medicamentos, el nombre del médico que te las recetó y si debes tomar el medicamento con comida o bebida. Anota también el número de teléfono de tu farmacia, cualquier alergia que puedas tener y la información de contacto en caso de emergencia.

2. Entérate de los efectos secundarios y las advertencias. Las investigaciones muestran que es común que muchas personas malinterpreten las etiquetas de los medicamentos.

3. No consumas alcohol. Mezclarlo con ciertos medicamentos puede empeorar los mareos o hacer que te sientas más aturdido, o aumentar o disminuir la potencia de un medicamento.

4. No seas tú quien decide cuándo dejar de tomar una medicina. Hacerlo puede conducir a síntomas de abstinencia y empeorar la afección que el medicamento debía tratar. A menos que desarrolles sibilancia, ampollas, hinchazón o cualquier otro efecto grave o potencialmente mortal como dificultad para respirar, llama a tu médico antes de dejar el medicamento.

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