Enfermedades infecciosas

Estadounidense no porta Virus del Ébola

CDC | Foto: CDC

Por pandalo@holadoctor.net
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Un estadounidense que había viajado a la zona afectada por el brote de Virus del Ébola, en África, y que había presentado síntomas similares a los que genera este letal microorganismo, dio negativo en las pruebas, informó el Ministerio de Salud de Ghana.



El hombre, de quien no se dio a conocer el nombre, había viajado a una de las regiones de África Occidental afectada por el nuevo brote de Ébola, y al regresar a Accra, la capital de Ghana, había presentado síntomas similares a los que causa el virus. 

Permaneció en cuarentena en el hospital Nyaho de la capital ghanesa, hasta tanto se le hicieron exámenes en el Noguchi Memorial Institute of Medical Research, los que finalmente dieron negativo, según informó la agencia Reuters.

Badu Sarkodie, jefe del sistema de vigilancia sanitaria del país, dijo que el paciente seguirá en observación y se realizarán exámenes adicionales.

El brote de Ébola que surgió en febrero ya se habría cobrado cerca de 500 víctimas en Guinea, Liberia y Sierra Leona, con una característica inusual para este virus: saltó de la lejanía de la selva a las grandes ciudades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado internacional para que los sistemas sanitarios refuercen medidas para acorralar a este virus que no tiene piedad: mata en cuestión de días.

Los primeros casos de Ébola se registraron en 1976 en Sudán y el Congo, y desde entonces ha reaparecido de manera cícicla por un tiempo, para luego volver a esconderse en las profundidades de la selva. Desde entonces se han infectado más de 3,000 personas, sin contar los casos del 2014.

Pero, al parecer, el reservorio se traslada. Ésta es la primera vez que surge un brote de Ébola en África Occidental, una complicación extra porque se conoce menos de su posible impacto.

Para los detectives de la ciencia que intentan descubrir cuál es el reservorio del Ébola (el animal que porta el virus, que no se enferma pero sí lo transmite) las únicas pistas que existen hasta el momento es el común denominador de los primeros contagiados: todos estuvieron en algún momento en contacto con puercoespines, antílopes, murciélagos o monos infectados, es decir entraron al ecosistema donde vive el virus. Pero estos animales no eran el reservorio, porque estaban muertos.

Entre el primer brote en 1976 y 1998 se tomaron muestras de 30,000 mamíferos, reptiles, aves y anfibios de las zonas afectadas, pero no se encontró el virus, sólo rastros de él en algunos roedores.


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Cómo actúa el Ébola

A diferencia de, por ejemplo, el virus del Sida, que se toma su tiempo para infectar y pasa cómodo a través de desprotegidas personas, el Ébola entra al organismo humano y lo aniquila.

Los síntomas aparecen a los siete días de contraer la infección y parecen una versión extrema de las señales de la gripe: intenso dolor muscular, fatiga, fiebre alta. Sin embargo, pronto aparecen las diferencias, con un salpullido que comienza a cubrir todo el cuerpo. 

De ahí en más, una debacle feroz. La persona comienza a sangrar por todos sus orificios —boca, oídos, ojos, ano— y en el 95% de los casos sobreviene la muerte porque el cuerpo colapsa.

Aún no hay un tratamiento eficaz, y por ende la cura para este virus. La única medida es el aislamiento del paciente, y cuidados paliativos que alivien los síntomas.

Expertos como el doctor Luis Ostrosky, profesor de Epidemiología en la Universidad de Texas, consideran que es altamente improbable que el virus del Ébola se disemine a tal punto que llegue a territorio estadounidense.

Para que exista la posibilidad de contagio hay que estar en contacto muy directo con la persona enferma. El virus del Ébola no se transmite por partículas de saliva, a través del aire, lo que reduce el riesgo de contagio, por ejemplo, en espacios amplios o abiertos.

En este caso, la mente vuela más rápido que el virus: mientras en el imaginario popular resuenan películas como "Outbreak" o la más reciente "Contagion", los científicos siguen asegurando que con las medidas sanitarias apropiadas, el brote podrá controlarse.

Pero, como muchas veces la realidad supera a la ficción, la última página en el libro del Ébola aún no está escrita.