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El estudio publicado en el American Journal of Cardiology sugiere que las personas de más de 60 años con cuadros de hipertensión y pre-hipertensión tienen una buena posibilidad de mantener su presión estable si adquieren el hábito de nadar.

A fin de determinar si la natación podría disminuir la presión arterial y mejorar la función vascular, los investigadores evaluaron a 43 voluntarios, hombres y mujeres con una edad promedio de 60 años con prehipertensión o hipertensión pero que no estaban medicados y les fueron asignados al azar 12 semanas de natación o ejercicios de relajación.

Los investigadores midieron varios índices físicos como el peso, la altura, la cantidad de grasa corporal, la presión arterial, el estado de los vasos sanguíneos y el nivel de colesterol y glucosa en sangre, entre otros. Al cumplirse las 12 semanas, se encontró que la masa corporal, la grasa corporal y la cantidad de glucosa y colesterol de los participantes permanecieron iguales. Sin embargo la presión arterial alta cayó.

De acuerdo con los resultados, quienes nadaron de 3 a 4 veces por semana redujeron significativamente su presión arterial sistólica - en promedio, de 131 mmHg al inicio del estudio a 122 mm Hg tres meses después. Por el contrario, ese número no se modificó en el grupo de relajación. Los resultados fueron similares cuando los investigadores hicieron que los participantes del estudio utilizaran monitores portátiles de presión arterial. En promedio, el grupo de natación tuvo una presión sistólica arterial durante 24 horas de 119 mm Hg - por debajo de 128 mm Hg al inicio del estudio.

Cuando se practica natación, se ponen en movimiento todos los músculos del cuerpo. Este deporte es ideal para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular y respiratorio, otorga también fuerza, resistencia muscular, incrementa la flexibilidad de todas las articulaciones además de relajar el cuerpo tonificándolo y dándole una buena forma.

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La presión normal es de 120/80 mm Hg (120 la sistólica y 80 la diastólica); 140/90 mm Hg o más indican hipertensión; entre 120 y 139 mm Hg en la sistólica, y entre 80 y 89 mm Hg en la diastólica, se considera pre-hipertensión.

La hipertensión arterial no suele tener síntomas, pero puede causar problemas serios tales como derrames cerebrales, insuficiencia cardiaca, infarto e insuficiencia renal. A nivel mundial, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada tres adultos tiene la tensión arterial elevada, trastorno que causa aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía.

De acuerdo con un reporte de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), uno de cada tres adultos en Estados Unidos padece de presión arterial alta (67 millones) y más de la mitad de ellos (36 millones) no la tiene bajo control. El riesgo se incrementa a medida que se va envejeciendo.

Bajo la normativa de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio no importa la condición médica que tengas, uno de los mandatos prohíbe a las aseguradoras discriminar a personas con condiciones preexistentes, y también elevar las primas en caso de enfermedad. Si tienes dudas visita el Centro de Seguros Médicos, en donde hallarás muchas respuestas a tus inquietudes.

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