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Cómo dar un mordisco a un perrito caliente amenazó, y salvó, la vida de un chico

Por HealthDay/HolaDoctor
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Condujo a una crisis médica, y al descubrimiento de un defecto cardiaco oculto


MIÉRCOLES, 6 de septiembre de 2017 (HealthDay News) -- Un chico de nueve años en Turquía abrió la boca para darle un gran mordisco a un sabroso perrito caliente, pero no tenía ni idea de que la sencilla acción casi acabaría con su vida.

Según el informe de médicos de Estambul, la mordida desencadenó un evento cardiaco casi letal que también reveló un problema oculto en el corazón.

Según se reportó el 6 de septiembre en la revista Pediatrics, el corazón del chico dejó de latir y se desmayó poco después de morder la salchicha en la escuela.

Por suerte, pronto llegó ayuda y "le aplicaron el desfibrilador y lo reanimaron durante 30 minutos", según el equipo dirigido por el Dr. Isa Ozyilmaz, cardiólogo pediátrico en el Hospital de Entrenamiento e Investigación en Cirugía Torácica y Cardiovascular Mehmet Akif Ersoy, en Estambul.

Primero enviaron al chico a la UCI pediátrica, y luego lo remitieron a la clínica de Ozyilmaz debido a unas lecturas "sospechosas" del ritmo cardiaco, explicaron los investigadores.

Tras pruebas posteriores, se descubrió que el chico sufría de una afección del ritmo cardiaco poco común, pero potencialmente letal, llamada síndrome de Brugada. Para ayudar a controlarla, ahora tiene un desfibrilador cardiaco implantado.

"El síndrome de Brugada es una afección relativamente rara que afecta al sistema de conducción [eléctrica] del corazón", explicó la Dra. Sophia Jan, especialista pediátrica en el Centro Médico Pediátrico Cohen, en New Hyde Park, Nueva York, quien revisó el caso.

"El mayor peligro del síndrome de Brugada es que puede hacer que el corazón desarrolle ritmos irregulares peligrosos que pueden conducir a una muerte repentina", comentó.

¿Pero cómo podría dar un gran mordisco a un perrito caliente "desencadenar" el síndrome? Como explicó Jan, la clave se encuentra en la neuroanatomía del nervio vago.

"El nervio vago es un nervio largo que va del cerebro al corazón y al vientre", dijo. "Entre muchas cosas, controla nuestra frecuencia cardiaca... en realidad podemos hacer que nuestra frecuencia cardiaca se ralentice al activar el nervio vago, lo que sucede cuando hacemos presión [por ejemplo, al defecar] o cuando intentamos exhalar con la nariz apretada y la boca cerrada".


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Pero también hay otras formas de activar el nervio.

"Cuando este chico con el síndrome de Brugada le dio un gran mordisco al perrito caliente, probablemente se atragantó un poco con la salchicha, provocando la activación de su nervio vago, y en consecuencia se desencadenó un ritmo irregular en su corazón", explicó Jan.

Anotó que el síndrome de Brugada tiende a darse en familias, de forma que el equipo de Estambul también realizó pruebas cardiacas a los padres y al hermano.

Aunque la madre y el padre no mostraron señales de la afección, el hermano "también fue diagnosticado con el síndrome de Brugada", anotaron los investigadores turcos. Como el hermano no había mostrado síntomas todavía, no se le trató.

Pero se aconsejó al chico de 9 años y a su hermano que evitaran varias actividades a medida que crecen, ya que podrían desencadenar el síndrome. Incluyen beber en exceso, tener una fiebre alta, evitar ciertos fármacos y (lo que no resulta sorprendente) darle grandes mordiscos a "alimentos de gran tamaño".

Más información

Para más información sobre el síndrome de Brugada, visite la Organización Nacional de Trastornos Poco Comunes (National Organization for Rare Disorders).


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2017, HealthDay

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