Enfermedades infecciosas

El arenero del vecindario es un criadero de gérmenes

Investigadores encontraron que la bacteria C. difficile se encontraba en más de la mitad de los areneros evaluados | Foto: ISTOCK

Por HealthDay/HolaDoctor
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 A los niños les encanta jugar en los areneros, y esto les ayuda a desarrollar habilidades motoras y sociales. ¿Pero alguna vez has pensado en el tipo de gérmenes que podrían acechar en la arena comunitaria?

Los areneros pueden ser criaderos de bacterias, parásitos y otros tipos de gérmenes infecciosos, ya sea que los aporten animales que los usen para hacer sus necesidades o niños que interactúan con otros niños, señalan los investigadores.

El Dr. Marc Siegel, profesor de medicina del Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York, describe a los areneros como "piscinas sin cloro desinfectante".

En un nuevo estudio, los investigadores encontraron que una bacteria particularmente desagradable llamada Clostridium difficile (C. difficile) se encontraba en casi un 53 por ciento de los areneros evaluados en España.

"No consideramos que nuestro trabajo sea alarmante", dijo el investigador líder, el Dr. José Blanco, del departamento de salud animal de la Universidad Complutense de Madrid.

"Tenemos muchas bacterias patogénicas a nuestro alrededor. Tenemos que vivir con ellas, y aprendemos a vivir con ellas", aseguró.

La bacteria de los areneros

La C. difficile puede provocar síntomas en los humanos que van desde una diarrea leve hasta una inflamación potencialmente letal del colon, explicó Blanco.

"Este estudio muestra la amplia distribución de [estas] bacterias en el ambiente, y la necesidad de más estudios para aclarar su presencia en nuestras comunidades", dijo.

Según Siegel, la C. difficile se ha vuelto más común en los hospitales y los hogares de ancianos, donde se propaga con rapidez de un paciente a otro.

Otro médico anotó que vencer a la bacteria también resulta difícil. "La C. difficile puede ser difícil de tratar, porque la bacteria crea un ambiente en los intestinos que facilita su crecimiento", comentó el Dr. William Muinos, gastroenterólogo pediátrico en el Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami.

El tratamiento con antibióticos puede conllevar semanas, o incluso meses, y siempre hay un potencial de que el niño vuelva a infectarse con la C. difficile, apuntó.

Siegel añadió que a partir de este estudio está claro que la bacteria se está afianzando fuera de los centros de atención de la salud, y que también está enraizándose en la comunidad.

En el estudio, Blanco y sus colaboradores buscaron la C. difficile en 20 areneros para niños y en 20 areneros para perros en y alrededor de Madrid.

Al probar las muestras de todos los areneros, los investigadores encontraron que más de la mitad contenían varios tipos de C. difficile. Nueve de los areneros de los niños contenían la bacteria, así como 12 de los areneros para perros.


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Ciertas cepas de la bacteria mostraron un aumento en la producción de toxinas, y algunas eran resistentes a los antibióticos, encontraron los investigadores.

Pero la C. difficile no es el único germen que se oculta en la arena, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Recomendaciones para cuidar a los niños

Estudios realizados en Estados Unidos han encontrado otros patógenos en los areneros, incluyendo parásitos como el Toxoplasma gondii, que puede provocar síntomas gripales, y huevos del parásito Ascaris, que puede provocar malestar abdominal.

Además, lombrices como los oxiuros y los nematodos también viven en los areneros. Unos nematodos llamados Baylisascaris procyonis son propagados por los mapaches, y aunque la infección es poco común en los humanos, puede provocar un daño neurológico y la muerte. Los nematodos Toxocara pueden provenir de los perros o de los gatos. Esas lombrices provocan alrededor de 70 casos de ceguera al año en Estados Unidos, según los CDC. La mayoría de los que quedan ciegos son niños.

Siegel dijo que "este estudio muestra que los lugares comunitarios y compartidos se deben considerar como lugares de gérmenes potenciales".

Se ha prestado mucha atención a las piscinas, "pero si se piensa en ello, los areneros son peores, porque no tienen cloro", añadió.

Si deja que su hijo juegue en un arenero, asegúrese de lavarle las manos o al menos usar toallitas desinfectantes antes y después de jugar, aconsejó Siegel.

Para ayudar a prevenir las enfermedades por jugar en un arenero, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) aconseja:

  • Mantenga el arenero cubierto cuando no esté en uso, para evitar que entren insectos y animales.
  • Deje que la arena se seque antes de cubrirlo, porque la arena mojada es un lugar ideal para que las bacterias crezcan.
  • Pase un rastrillo en la arena con regularidad, para sacar los restos, las bolas de arena y otros materiales foráneos.
  • No permita que las mascotas jueguen en el arenero, porque podrían confundirlo con la arena para hacer sus necesidades.

El informe aparece en la edición del 7 de julio de la revista Zoonoses and Public Health.

Más información

Para más información sobre la seguridad en los areneros, visite la Academia Americana de Pediatría.