Obesidad

Obesidad, una consecuencia de saltearse el desayuno

| Foto: ISTOCK

Por Tomás Vicente
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Alteraciones en los hábitos de sueños, trastornos con el peso o rutinas aceleradas son factores que pueden llevar a que los adolescentes "salteen" el desayuno. Si bien esta es una realidad muy común, los expertos alertan que podría causar graves consecuencias para la salud.

Recientemente una investigación analizó diferentes conductas asociadas con el aumento de peso en más de 4,500 adolescentes y encontró que este hábito sería uno de los principales responsables del aumento de la circunferencia de la cintura y el índice de masa corporal (IMC).

Los autores del nuevo trabajo, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de São Paulo, señalaron que la obesidad infantil puede favorecer la aparición prematura de otros problemas de salud, como diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares. Sus hallazgos se publicaron en Scientific Reports.

El principal hallazgo es que saltarse el desayuno, un hábito común entre los adolescentes, se relaciona directamente con el aumento de la circunferencia de la cintura y el índice de masa corporal en este grupo de edad. El hábito puede llevar a una dieta desequilibrada y otras conductas poco saludables, lo que potencialmente hace que los adolescentes sean vulnerables al aumento de peso.

"Encontramos que saltarse el desayuno está asociado con marcadores de adiposidad [acumulación de grasa] en adolescentes, independientemente del sexo, de dónde vivían o cuánto dormían", dijo la epidemióloga Elsie Costa de Oliveira Forkert, miembro del Departamento de Medicina Preventiva (FMUSP).

Y agregó: "Al saltarse el desayuno, millones de niños y adolescentes de todo el mundo probablemente están reemplazando una comida casera más saludable que incluye productos lácteos, cereales integrales y frutas, con comida rápida".

¿Por qué no debes saltarte el desayuno? | Foto: HolaDoctor

Con esto último, la experta se refiere a alimentos hipercalóricos, procesados y de bajo contenido nutricional, como los bocadillos fritos, sodas o bebidas azucaradas, o pasteles y dulces.

Otros factores de riesgo

Los expertos dieron con estos resultados a partir de analizar un estudio que recopila información de 3,528 adolescentes (entre 12 y 17 años) de 10 ciudades europeas y otro con datos de 991 jóvenes (entre 14 y 18 años) de la ciudad de Maringá, en Paraná, Brasil.

Los científicos evaluaron la asociación entre los comportamientos relacionados con el balance energético en la adolescencia y los marcadores de adiposidad total y abdominal.


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"Los comportamientos relacionados con el equilibrio de energía se midieron mediante un cuestionario que cubría los niveles de actividad física en la escuela, el hogar, durante el tiempo libre o durante viajes. Aproximadamente 60 minutos o más por día de actividad física moderada a vigorosa se consideraron adecuados", señaló Forkert.

Por otro lado, los comportamientos sedentarios se analizaron en términos del tiempo que se pasaba frente a una pantalla, esto incluía televisión, computadoras o celulares. También se les pidió a los participantes que especificaran cuántas horas dormían los días de la semana y los fines de semana.

Otro cuestionario por separado buscó explorar las actitudes y preocupaciones con respecto a la alimentación: preferencias, hábitos alimenticios saludables y estilo de vida. Entre sus diferentes preguntas, se incluyó una pregunta específica sobre el desayuno, donde se pedía a los adolescentes que señalaran su acuerdo o desacuerdo (medido en una escala del 1 al 7) sobre la frase: "A menudo me salto el desayuno".

Los científicos utilizaron los datos de estas encuestas para investigar si los adolescentes que se saltaron el desayuno tenían en promedio marcadores de adiposidad más altos que los que no lo hicieron. La evidencia fue determinante "Entre todas las conductas analizadas relacionadas con el equilibrio de energía, la correlación más fuerte fue entre saltarse el desayuno y los niveles promedio aumentados de marcadores de obesidad", concluyó Forkert.

Cómo desayunar correctamente

Un desayuno es saludable cuando logramos equilibrar el consumo de los principales nutrientes:

  • Carbohidratos: Avena, cereales integrales, la mayoría de las frutas y sus jugos, miel, panes o yogures.
  • Proteínas: Carne magra, lácteos, frutos secos, huevos, pescado, legumbres o vegetales de hoja verde.
  • Fibra: Bayas, ciruelas, higos, manzana, panes, pastas y cereales integrales, plátanos o peras.
  • Grasas: Aceite de oliva extra virgen o de coco, aguacates, frutos secos, huevos, queso, semillas de chía o girasol, yogur entero, o kéfir o búlgaros.

Para mayores beneficios se recomienda que los alimentos sean de la mayor calidad posible, frescos o naturales. También debemos evitar los productos salados, azucarados, fritos o procesados, como embutidos, edulcorantes artificiales, masas, alimentos de cadenas de comidas rápidas, energizantes, dulces o pasteles.

Si la falta de tiempo para comer un desayuno saludable es un problema para los adolescentes, se puede recurrir a otras opciones práctica pero nutritivas, como barras de granola, cereales o frutas secas, deshidratadas o frescas.

Más información sobre el desayuno: