Salud mental

¿Miedo de ir al médico? Eso tiene un nombre: iatrofobia

| Foto: GETTY IMAGES

Por Tomás Vicente
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Visitar al médico para despejar dudas sobre alguna molestia o conocer el estado de salud significa un gran alivio para muchos.

Sin embargo, en otras personas puede desencadenar pánico absoluto que impide o dificulta que realicen sus chequeos correspondientes. Esta situación se conoce como iatrofobia o miedo a los médicos o visitas médicas.

¿Qué es la iatrofobia?

La iatrofobia se puede describir como el pánico a los médicos, personal de salud o visitas médicas, aunque también se suele usar para señalar el miedo relacionado a cualquier persona, objeto o símbolo vinculado a la salud.

Debido a que estar nervioso antes de visitar al médico es normal, suele ser difícil reconocer cuando se está frente a un caso de iatrofobia.

Solo un profesional de la salud mental puede determinarlo, sin embargo, los expertos advierten que ciertos síntomas pueden indicar que no se trata de un caso de ansiedad o temor normal hacia el médico:

  • Gran preocupación sobre la visita al médico al punto tal que dificulta o imposibilita hacer o concentrarse en otras cosas.
  • Pérdida de control de las emociones (especialmente al encontrarse en el consultorio) que lleva a sudar, temblar, llorar o negarse a entrar. 
  • Posponer controles médicos, aplicación de vacunas u otros cuidados de rutina.

Otro aspecto que los expertos destacan es que, a diferencia de otras fobias, la iatrofobia, por su naturaleza, es la más difícil de tratar.

No visitar regularmente al médico, a la larga, puede provocar diferentes problemas de salud que eventualmente requerirán de procedimientos médicos complejos, que en principio habrían sido fáciles de tratar.

¿Cómo tratar la iatrofobia?

Debido a que los médicos o visitas a los consultorios desencadenan los episodios de iatrofobia, los expertos recomiendan recurrir a diferentes opciones para poder tratar y evitar futuras complicaciones:

  • Optar por servicios médico a través del teléfono o Internet, con el objetivo de limitar la exposición.
  • Buscar médicos o proveedores de salud que ofrezcan servicios en entornos y de forma discreta.

También se aconseja recurrir a profesionales, como psicólogos o terapeutas, para que ayuden a comprender la fobia y encuentren las mejores estrategias para enfrentarla.

La evidencia científica muestra que recurrir a terapias, como la cognitivo-conductual, es muy efectivo para aprender a controlar las fobias.

En estos tratamientos se emplean técnicas de respiración, relajación, y exposición controlada al desencadenante de los miedos.

Otra opción que ha cobrado gran relevancia en los últimos años es el mindfulness o conciencia plena, que consiste en estar atento en todo momento a los sentimientos, pensamientos, sensaciones corporales y el entorno.

Es una técnica muy utilizada como complemento de la psicoterapia, con el objetivo de reducir la ansiedad y el estrés.

Si bien encontrar un tratamiento para la iatrofobia no es fácil, los expertos alientan a los pacientes a dar el primer paso en la búsqueda de profesionales que puedan ayudarlos a tratar esta afección.


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Algo que puede resultar de gran ayuda es contar con el apoyo de alguien de confianza (familiar, amigo o compañero) que sirva de compañía durante las primeras fases de este proceso.

¿Qué son las fobias?

La fobia es un tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza por un temor fuerte e irracional hacia alguna situación, objeto o animal que no representa un peligro real.

Normalmente se desarrollan durante la niñez o la adolescencia y continúan durante toda la vida. Se estima que el 10% de la población mundial tiene una fobia.

Existen diferentes tipos, algunas son más comunes, como la claustrofobia (miedo a los espacios limitados o reducidos), agorafobia (miedo a las aglomeraciones en espacios abiertos), acrofobia (miedo a las alturas), o aerofobia (miedo a volar).

Otras, sin embargo, son menos comunes, como la caliginefobia (miedo a las mujeres hermosas), crematofobia (miedo al dinero) o dendrofobia (miedo a los árboles).

Las fobias pueden identificarse cuando una persona intenta evitar por cualquier medio aquello que le genera miedo. De no ser posible, puede sufrir:

  • Ansiedad.
  • Falta de aire.
  • Llanto.
  • Necesidad de huir. 
  • Pánico.
  • Sudoración excesiva.
  • Taquicardia (latidos acelerados del corazón).
  • Temblores.

Los profesionales estiman que las fobias son la enfermedad de salud mental más común entre las mujeres, sin importar la edad.

Que una persona sea consciente de su fobia resulta de gran ayuda para desarrollar un diagnóstico, ya que cada tratamiento debe adaptarse al paciente.

En primer lugar, se recomienda consultar a un psicólogo o psiquiatra, aunque muchas personas encuentran que simplemente evitar la fuente de su miedo les ayuda a mantener el control.

Los profesionales también pueden recetar medicamentos, como betabloqueantes, tranquilizantes o antidepresivos con el objetivo de reducir los síntomas de ansiedad que provocan las fobias.

También se puede recurrir a terapias conductuales o técnicas de relajación y respiración, para aprender a controlar los episodios de pánico.

Fuentes consultadas: Asociación Estadounidense de Psiquiatría, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de la Salud Mental.